Es evidente que hemos avanzado en materia de igualdad, que el 8 de marzo es un día para celebrar y reivindicar muchas conquistas, que este artículo ahora interesa a muchos más lectores que hace apenas unos años. Y, sin embargo, el Día de la Mujer es también una fecha para poner de manifiesto todo lo que aún queda por ganar, para recordar todo por lo que hay seguir luchando. ¿Cómo es la situación de las mujeres en la Medicina o la Cirugía Estética? Ellas mismas nos lo cuentan.
Doctora Natalia Ribé
Andróloga, máster en Cosmética y del Envejecimiento. Fundadora del Institut Natalia Ribé. Directora Médica de Top Doctors.
Como andróloga, reconoce que sus inicios fueron solitarios: “Cuando empecé la especialidad era la única mujer en la facultad, y aunque es cierto que siempre me sentí respetada, mentiría si no dijera que el esfuerzo para la mujer, es doble”. Porque al esfuerzo de realizar la licenciatura complicada como es la medicina, y la especialidad, algo común para todos los estudiantes, se añade “la de tener que hacerte valer y demostrar que eres igual de buena que tus colegas doctores, porque como mujer estás más programada para el cuidado de los más vulnerables o de la casa. Si encima te toca demostrar eso en una especialidad totalmente copada por el género masculino, el esfuerzo se triplica”.
Aunque las barreras y los sesgos se han ido superando; y tanto la medicina como concretamente la medicina estética son campos copados por mujeres, incluso en altos cargos, aún le parece que queda mucho camino por recorrer, “a la mujer, por el hecho de serlo, siempre le va a tocar demostrar por dos: demostrar que es válida y demostrar que puede con todo”. El 8 de marzo, dice, hay que reclamar, y no solo en la medicina, una lucha conjunta, y dirigida a que no tengamos que renunciar a nada para llegar lejos. “O si renuncio, que sea por elección, y no por obligación. Puedo elegir querer ser madre o no, pero tener que renunciar a serlo por perder oportunidades laborales es horroroso. Y lo es en el momento en el que esa elección vital (carrera o familia) no se le plantea nunca al hombre. Por suerte, hay muchos hombres totalmente implicados en esta lucha, que debería ser sin duda, cosa de TODOS”.
Doctora Paloma Borregón
Dermatóloga, máster en Dermatología Estética. Responsable de la Unidad de Dermatología y Medicina Estética de Iván Malagón Clinic en Madrid.
Todo es diferente ahora que la profesión médica ya no es cosa de hombres, que en las facultades de medicina hay un mayor porcentaje de mujeres y que la figura del médico (“hombre, respetado, distante”) se ha cambiado por la de un profesional, hombre o mujer, mucho más cercano, humano y actualizado. En sus inicios, sin embargo, Borregón recuerda que, con frecuencia, cuando hacía la residencia en el Hospital Gregorio Marañón, “me pasaba que llegaba un paciente y me pedía ver al médico, al responderle ‘YO soy su médico’, se quedaban desconfiados al verme joven y mujer”. También ha vivido “el tener que dar explicaciones sobre cómo me había dado tiempo de estudiar tanto para hacerme médico”.
También reconoce que tuvo dificultades para avanzar en la profesión y obtener responsabilidad; “incluso diferencias en términos económicos con compañeros médicos varones” y que por ello se vio obligada a cambiar de trabajo; a uno donde no le pusieran límites: “Quien me ponga límites porque algún día puedo parar mi vida laboral si me quedo embarazada, claramente no merece que yo trabaje allí”.
La dermatóloga, más que celebrar el 8M, cree que “tenemos que celebrar todos y cada uno de los días y estar orgullosas de poder crecer sin tener que demostrar que pese a ser mujeres hemos llegado lejos y queremos seguir haciéndolo en nuestra vida y en nuestra profesión: la Medicina”.
Doctora Petra Vega
Presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética. Directora General Clínica Vega.
En la opinión de la Dra. Vega no existen para la mujer dificultades para ejercer ni para avanzar en esta profesión, al igual que en el resto de profesiones sanitarias. Una única vez, nos cuenta, se ha sentido discriminada con respecto a sus compañeros varones: “durante los primeros años de ejercicio (82-83) fui rechazada junto con otra médico mujer para formar parte como residentes (todavía no estaba consolidada la vía MIR) de un equipo en el nuevo servicio de cirugía general que se estaba creando en un gran centro hospitalario privado”. Fue el jefe clínico, que conocía tanto su trabajo como sus expedientes, quien las consideró adecuadas para el puesto, pero fueron rechazadas “sin abrir nuestro CV, solo por ser mujeres”.
Más allá de ese episodio, dice no haber visto ni tenido conocimiento de ninguna desigualdad en el acceso, en la formación o el trabajo, “la prueba es que las dos últimas presientas de la SEME, Dra. Pilar Rodrigo y yo somos mujeres. Y la actual vicepresidenta primera es también mujer”. Sin embargo, “que la profesión sanitaria y sobre todo la médica, donde el acceso a la carrera como a las especialidades se realiza en base al CV, no quiere decir que esto sea extrapolable al resto de la sociedad”. “Somos totalmente conscientes de la grave discriminación, malos tratos e incluso la muerte que sufren muchas mujeres aquí y sobre todo en determinadas sociedades todavía muy machistas, es por todas ellas que debemos reivindicar una igualdad real laboral, social y familiar”.
Doctora Carmen Fernández
Vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética.
Al igual que la presidenta de la SEME, su vicepresidenta no cree que exista desigualdad en la profesión, de hecho, “son precisamente las mujeres médico-estéticos las principales promotoras del éxito de esta especialidad y, por tanto, de su avance”. No recuerda haber tenido en su carrera dificultades por razón de género, pero sí opina que ha habido un cambio social: “En realidad lo que creo que ha cambiado es que a mi generación se le inculcó un sentido de sacrificio alto y hacer compatible una vida profesional con la vida familiar sin medir quién y cómo hace las cosas”.
Preguntamos por diferencias por cuestión de género en la especialidad de medicina estética o en la cirugía estética –un territorio que, en cuanto al quién hace uso de ellas, se considera mayoritariamente femenino–; pero también por la visibilidad de las profesionales en congresos, cursos y ponencias. “Yo conozco bien la medicina estética, más que la cirugía, y te puedo asegurar que, al menos en mi sociedad, hay una mayoría de mujeres; también en los cursos , en los congresos y como ponentes se reparten mas o menos por igual”.
Considera, no obstante, que “siempre es bueno hacer visible las desigualdades, y en todos las áreas de la vida, para concienciar e impulsar acciones que ayuden a paliarlas. Tenemos la ventaja de vivir en un país con muchas oportunidades y debemos motivar a nuestro colectivo por llegar donde ellas se propongan y no donde otros pongan barreras”.
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