Blefaroplastia, una reina (modesta) de la cirugía estética

blefaroplastia

La cirugía que aborda el rejuvenecimiento de la mirada, la blefaroplastia, es una de las intervenciones estéticas más demandadas y que mejores resultados consigue. De ahí su condición de “reina del quirófano”. Pero, por otro lado, no se habla tanto de ella como de otras intervenciones. Y de ahí su modestia.

Por el Dr. Moisés Martín Anaya

¿Por qué hemos titulado así este artículo? Los compañeros de profesión no necesitan que lo explique, pero es posible que el gran público que es paciente de cirugía estética o que, simplemente, tenga curiosidad por nuestro sector, no sepa de qué estoy hablando.

La cirugía que aborda el rejuvenecimiento de la mirada, la blefaroplastia, es una de las intervenciones estéticas más demandadas y que mejores resultados consigue, tanto en mujeres como en hombres. De ahí su condición de “reina del quirófano”. Pero, por otro lado, no se habla tanto de qué se puede hacer (y cómo) para mejorar la zona periorbital como de otras intervenciones como la liposucción, el aumento de mamas o el lifting facial. Y de ahí su modestia.

Durante la pandemia, y gracias a las comunicaciones sociales en línea a través de sistemas de videoconferencia, se habló más de los ojos: de sus bolsas, las ojeras y de la arruga fina del contorno. Al fin y al cabo, era la parte del rostro que quedaba libre tras la mascarilla. Nos miramos, se miraron más en las pantallas, y se fijaron más, unos y otras, otras y unos, en los signos que el tiempo deja en esta parte de la cara.

Excesos y genes

La blefaroplastia es una operación muy solicitada por los varones, ya que tienen más tendencia a que los líquidos y la grasa se depositen en los párpados, formando esas bolsas que nos ponen años encima y que son responsables, a veces, de un aspecto que parece poco saludable. El depósito de líquido puede estar asociado a excesos como la falta de sueño o la ingesta de alcohol, o bien puede ser crónica y requerir un cuidado constante. En este caso, el líquido se deposita en las cuencas de los ojos, puesto que la piel de esta zona es muy laxa. Una dieta baja en sal y ejercicio moderado deberán unirse a la aplicación de frío en las partes inflamadas.

Ahora bien, llegada cierta edad, el septum orbitario pierde fuerza y no cumple bien su función de sujetar la grasa. Aquí, la herencia genética puede resultar clave, ya que este es uno de los aspectos estéticos que se pasa de generación en generación. Es en este punto donde una intervención sencilla marca la diferencia.

El abordaje quirúrgico de la blefaroplastia

Muchos pacientes llegan a la consulta con la intención de mejorar su aspecto, de verse rejuvenecidos, pero no saben explicar muy bien qué no les gusta y buscan una solución que no está en el ojo.

La mayoría de ellos desconoce que, con una intervención ambulatoria, de apenas una hora, y con un desembolso económico más asequible que el de otras cirugías, pueden salir del quirófano sin las bolsas y aparentando diez años menos.

El abordaje quirúrgico se realiza en ambos párpados. En el superior, además de la grasa, se elimina también el exceso de piel de una porción de músculo orbicular. En el inferior, donde no se precisa de incisión externa, se mantiene parte de la grasa para que el ojo no pierda la naturalidad y se complementa el conjunto con injertos de grasa autóloga en la parte superior de la mejilla, para elevarla.

El resultado, muy rejuvenecedor, se puede complementar también con una elevación de la caída de la ceja y el tratamiento de las arrugas del contorno, si procede. Hablamos de las llamadas “patas de gallo”, que nacen en la comisura de los ojos y crecen hasta la sien. Están asociadas a los movimientos musculares de esta parte de nuestro rostro, y, aunque no están ligadas al envejecimiento, pueden incrementar su visibilidad por los malos cuidados de la dermis.

La cirugía se puede complementar aquí con la medicina estética a través de la mesoterapia, una combinación de ácido hialurónico con minerales esenciales. También se emplea la toxina botulínica, aunque ya más en desuso, y la radiofrecuencia, que trabaja la zona periorbicular y frontal, ayudando a levantar la ceja. Una última ayuda procede de los láseres fraccionados, que, tratando de acabar con la flacidez, logran una adecuada retracción de la piel en esta área.