Cirugía de rejuvenecimiento facial y técnicas complementarias

rejuvenecimiento facial

Las técnicas médico-quirúrgicas de rejuvenecimiento facial tienen como objetivo corregir, en la medida de lo posible, los efectos de la edad como consecuencia del envejecimiento, y que se manifiestan a nivel de la cara de diferentes formas dependiendo de las circunstancias, no solo genéticas, sino también ambientales de cada persona. En definitiva, tienen como objetivo conseguir un aspecto más rejuvenecido, aportando frescura al rostro mediante la corrección de los signos que caracterizan al envejecimiento facial.

Por el Dr. Antonio de la Fuente

Durante el proceso de envejecimiento se producen a nivel facial una serie de cambios estructurales como la flacidez de los tejidos. Esta da lugar al descolgamiento del tercio superior o región frontal, con la consiguiente caída de las cejas y aparición de arrugas a nivel de frente y entrecejo. Estas arrugas aparecen como consecuencia de la actividad muscular al gesticular o elevar la frente como mecanismo compensatorio a la caída de cejas y párpados.

Asimismo, el descenso de la región malar ocasiona la pérdida de volumen a nivel del tercio medio facial y la aparición de surcos nasogenianos; y la flacidez en el tercio inferior condiciona la pérdida del óvalo facial, desdibujando el contorno característico de la juventud. Por último, a nivel de cuello tiene lugar la pérdida de definición del mismo y aparición, con frecuencia, de bandas platismales, es decir, de la musculatura del cuello.

Estas manifestaciones clínicas del envejecimiento son consecuencia de la acción de la gravedad y la edad, pero también debido a los cambios estructurales que se producen por la influencia de factores ambientales. El principal es la exposición solar, que ocasiona deshidratación y pérdida de elasticidad de la piel, fundamentalmente por degeneración de las fibras elásticas (elastosis) con pérdida de su función de dar estructura y soporte a la piel.

Otra manifestación clínica ya mencionada es la atrofia del esqueleto. Al disminuir la estructura ósea y, por tanto, el soporte de los tejidos blandos, principalmente a nivel malar y mentón, se acusa más el descolgamiento y la pérdida de volumen, fundamentalmente a nivel de tercio medio facial.

Existen circunstancias genéticas que condicionan favorablemente la evolución más lenta de este descolgamiento, como son la presencia de una piel elástica y una buena estructura ósea a nivel de pómulos, así como un buen ángulo de la mandíbula y mentón, que dé soporte a los tejidos blandos.

La exposición solar ocasiona deshidratación y pérdida de elasticidad de la piel, fundamentalmente por degeneración de las fibras elásticas (elastosis), con pérdida de su función de dar estructura y soporte a la piel

Reponer el volumen perdido

Además de los cambios estructurales mencionados a nivel de piel y esqueleto hay otra manifestación clínica de gran importancia que hay que tener en cuenta de cara al tratamiento, y es la pérdida de volumen a nivel de los compartimentos grasos de la cara, por lo que durante la cirugía de rejuvenecimiento es importante tener en cuenta ese concepto volumétrico.

Podemos recuperarlo bien mediante la reposición de volúmenes con los propios tejidos al restablecerlos a su posición anatómica mediante el lifting de los planos profundos, o bien, si esto no es posible por el déficit estructural, mediante la aportación de volumen, preferentemente con su propia grasa, extraída de alguna parte del cuerpo como puede ser el abdomen; lo que conocemos como lipofiling o lipoestructura.

Corregir la flacidez

Por lo que se refiere a la corrección de la flacidez, el tratamiento de elección es indudablemente el lifting, ya sea en su porción superior frontal o a nivel facial o cervical. En los casos indicados, soy partidario de efectuar un tratamiento integral de todas las zonas, con objeto de conseguir una mayor armonía del rostro, sin olvidarnos de la corrección de los párpados mediante la técnica de blefaroplastia.

Los párpados tienen una gran importancia conjuntamente con el tercio superior en lo que denominamos “rejuvenecimiento de la mirada”. Por este motivo es imprescindible una valoración conjunta, tanto del párpado superior –por el posible exceso y caída de piel (blefarochalasia)– como del inferior, por la presencia de bolsas grasas.

En cuanto al lifting, es fundamental tener en cuenta la premisa de reponer los tejidos profundos en su correcta posición anatómica y reposicionar la piel de acuerdo a los vectores adecuados en cada caso y sin ningún tipo de tensión. La piel es meramente un envoltorio y no hay que condicionar el resultado a la tracción cutánea con objeto de evitar desplazamientos posteriores, que suelen ser consecuencia de deformidades y un aspecto poco natural.

Hay que tratar de evitar algo que se da con frecuencia: corregir la flacidez de alguna zona facial mediante el empleo de materiales de relleno, lo cual es un enfoque absolutamente inadecuado puesto que solo da volumen, pero no repone los tejidos en su correcta posición anatómica, lo que produce con frecuencia un aspecto también poco natural. Los materiales de relleno pueden ser una excelente herramienta en muchos casos, pero hay que tener en cuenta su correcta indicación.

Hay que tratar de evitar algo que se da con frecuencia: corregir la flacidez de alguna zona facial mediante el empleo de materiales de relleno, lo cual es un enfoque absolutamente inadecuado

Para el tratamiento del tercio superior nos inclinamos por el abordaje endoscópico a través de pequeñas incisiones en la línea de pelo o por dentro del mismo, ampliándolo en ocasiones para corregir el descolgamiento a nivel de tercio medio facial. Las ventajas de este abordaje son obvias, por tratarse de una cirugía más atraumática, con menor morbilidad y menor tiempo de recuperación, lo cual permite un menor tiempo de baja de la vida laboral y social, tan importantes hoy día.

Asimismo, existen un rango de pacientes en edades más jóvenes, en torno a los 40 años, que desean mejorar su aspecto buscando un efecto de refrescamiento, o pacientes que desean mejorar o rejuvenecer lo que denominamos “mirada” mediante la elevación de las cejas y región malar, acompañado frecuentemente de blefaroplastia mediante cirugía mínimamente invasiva.

Obviamente, en pacientes de más edad o con mayor grado de flacidez, se requiere un lifting más convencional y amplio para conseguir resultados óptimos, si bien combinamos el abordaje endoscópico para el tratamiento del tercio superior.

Para el tratamiento del tercio superior nos inclinamos por el abordaje endoscópico con pequeñas incisiones en la línea de pelo o por dentro, ampliándolo en ocasiones para corregir el descolgamiento en el tercio medio facial

Técnicas complementarias

Por lo que se refiere a las técnicas complementarias, tienen un papel importante para mejorar la piel en caso de fotoenvejecimiento o daño solar, así como para tratar otras áreas que también manifiestan alteraciones relacionadas con el envejecimiento, como pueden ser el alargamiento o caída del labio, de la punta nasal o del lóbulo de la oreja, que pueden tratarse mediante pequeñas cirugías (lifting de labio, rotación de la punta nasal o resección de un segmento del lóbulo de la oreja con el fin de dejarlo más pequeño y juvenil).

En definitiva, el empleo de estas técnicas descritas, en función de cada caso particular mediante un estudio detallado del paciente, permite conseguir resultados con un alto índice de satisfacción para los pacientes y el cirujano, con tiempos de recuperación reducidos y mínima incidencia de complicaciones.