La importancia de un buen diseño en trasplante capilar

Una buena habilidad y técnica quirúrgica no lo es todo a la hora de llevar a cabo una restauración capilar. Es todo un reto para el cirujano saber elaborar un diseño que luzca bien, natural y acorde a cada paciente hoy, pero también en un futuro. Un diseño que acompañe al paciente con el paso de los años.

Por la Dra. Ximena Vila

Una línea frontal natural es uno de los puntos más importantes a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo una restauración capilar. Y es que, en cirugía capilar, más allá de una buena técnica a la hora de realizar la intervención, lo que hace destacar a un buen cirujano es la capacidad y habilidad de “imitar” la naturalidad.

Una línea frontal deber cumplir con varios requisitos para considerarse correctamente realizada. El primero y principal es que sea acorde a la cara del paciente, teniendo en cuenta edad, etnia, grado de alopecia y estabilidad o no de la misma. En segunda instancia, la altura y forma de la misma.

El reto de realizar una correcta línea frontal natural consiste en que quien la vea no detecte que se trata de una línea trasplantada.

Las claves del diseño

A la hora de reconstruir una línea frontal deben tenerse en cuenta, además de los datos básicos que guiarán nuestro diseño y posición (que mencionaremos más adelante), algunos parámetros anatómicos que nos permitirán un correcto y natural dibujo de dicha línea. Los puntos de referencia [fig. 2] son los siguientes:

  • Triquion
  • Glabela
  • Punto medio-frontal (vector que sale de la intersección de los planos horizontal y vertical del cráneo)
  • Unión frontotemporal
  • Giba lateral
trasplante capilar

El dibujo de la línea frontal no consiste solo en unir puntos, sino más bien en utilizarlos como parámetros de guía. Y siempre respetando una premisa: no se implantan unidades foliculares sobre el músculo frontal. Esto puede conllevar complicaciones como la aparición de un halo blanquecino alrededor del folículo implantado y de pequeñas hendiduras en la base de implantación del folículo, con aspecto de piel de naranja [fig. 3].

Fig. 3. Zonas con aspecto de piel de naranja

El borde superior del músculo frontal es nuestra línea natural de implantación del pelo. ¿Qué significa esto? Que lo más bajo que podemos llevar una línea frontal es hasta el músculo, nunca sobre el mismo. Por otro lado, la línea más natural para un paciente es aquella que su propio músculo dibuja.

La implantación de unidades foliculares en el músculo frontal puede conllevar la aparición de un halo blanquecino alrededor, o de pequeñas hendiduras que dan aspecto de piel de naranja

Está descrito que la distancia entre glabela y triquion no debe ser menor de unos 6-6,5 cm, aproximadamente. Este es un número variable que dependerá tanto de la altura del músculo como de la edad del paciente y la estabilidad de la alopecia. Se recomienda que las líneas sean dibujadas entre 7 y 10 cm desde la glabela.

Comenzamos marcando el punto medio frontal según la altura que consideremos según lo anteriormente mencionado. Posteriormente, la línea dibujada buscará unirse hacia los lados con los puntos de unión frontotemporales donde, según lo deseado por el paciente, y siempre que la anatomía lo permita, podrá adquirir diferentes formas:

  • recta
  • curva
  • en forma de V
  • con o sin picos temporales o temples. [fig. 5]
  • con o sin pico de viuda
  • con forma cerrada (como en triángulo invertido)
    en caso de líneas femeninas
Fig.4
Fig. 5. Reconstrucción de línea frontal con temples

En caso de alopecias muy avanzadas (NW VI-VII), donde las gibas laterales han descendido o se han perdido por completo, es recomendable plantearse la reconstrucción de las misma para “rehacer” los puntos de unión frontotemporales, que nos permitirán dibujar una línea frontal más curva y conservadora con un mejor aprovechamiento de las unidades foliculares [fig. 6]. En este caso, dado el avanzado grado de alopecia y, en consecuencia, disponiendo de una zona donante corta, no habrá un número muy elevado.

Fig. 6. Cirugía en paciente NW VI, en dos tiempos quirúrgicos. Primero, cirugía frontal con reconstrucción de giba y línea conservadora; segundo, cirugía de zona media y coronilla

Es importante saber guiar al paciente en qué diseño es más acorde a su fisonomía y no permitir que se deje llevar por la ambición de una línea demasiado baja o demasiado cerrada.

Un diseño erróneo conlleva no solo un aspecto poco natural de la línea frontal, sino también una carga emocional negativa que puede llevar al paciente a desarrollar una autoestima afectada y/o depresión. Debemos pensar siempre que lo que se haga en la cara es prácticamente indisimulable. Siempre desviará la mirada de quien tenemos enfrente.

Es importante saber guiar al paciente en qué diseño es más acorde a su fisonomía y no permitir que se deje llevar por la ambición de una línea demasiado baja o demasiado cerrada

La posición correcta

Cuando hablamos de posición hacemos referencia principalmente a la altura de la línea frontal. Todos los pacientes quieren recuperar la línea que tenían a los 18 años, pero eso no es viable, dado que más allá del grado de alopecia y estabilidad de la misma hay que saber que toda línea frontal sufre una recesión fisiológica de entre 1 y 3 cm respecto a la altura de la línea original.

La altura de una línea frontal estará condicionada por los siguientes parámetros: edad del paciente, grado de alopecia y capacidad donante; y, por último, estabilidad de la alopecia (tratamiento médico).

? Edad

Es importante tener presente que una línea frontal trasplantada es una línea que no sufrirá regresión ni pérdida; por tanto, tiene que ser dibujada con criterio para que se vea bien y luzca acorde a la edad en la que el paciente se está realizando el trasplante, pero que a su vez “acompañe” al paciente sin que se vea extraña o fuera de lugar en un futuro. Encontrar un equilibrio entre el hoy y el mañana en una línea frontal es un desafío diario para el cirujano capilar.

? Grado de alopecia y capacidad donante

El grado de alopecia es, sin duda, uno de los mayores determinantes de la altura a la que debe ir una línea frontal. Esto va de la mano de la extensión de la zona donante y, por tanto, de su capacidad (a mayor grado de alopecia, menor extensión de zona donante).

Si estamos ante alopecias pequeñas (NW I, II, III), en las que se observa que la zona media y coronilla están bien y no se presume necesitar cirugía para dichas zonas, es muy posible que podamos devolver al paciente una línea lo más cercana a su original; es decir, una línea que llegue a alcanzar el borde superior del músculo frontal con una buena densidad.

En alopecias de grado medio (NW IV, V) hay cierto grado de afectación de la zona media y la coronilla, lo cual nos indica que debemos ser más cautos en el número de unidades que utilicemos para el frontal, dado que necesitaremos preservar zona donante para dichas áreas. En estos casos, dependiendo de la capacidad donante (según cuánto estimemos que podremos obtener teniendo en cuenta la densidad donante y la extensión) decidiremos si podemos bajar hasta el músculo o si es prudente subir la línea un par de centímetros para ofrecer mejor cobertura-densidad.

Por último, en el caso de alopecias muy avanzadas, como pueden ser los grados NW VI y VII, la línea siempre será de tipo conservador, a una altura que puede llegar a los 10 cm desde la glabela y con entradas más bien pronunciadas para lograr que la zona donante nos permita segundas o incluso terceras cirugías para continuar cubriendo hacia atrás la zona afectada.

Las densidades también variarán según cada caso. Lo recomendable es intentar no sacrificar densidad por bajar una línea. Trasplantes con alta densidad pueden lograrse en alopecias más pequeñas y también en alopecias medias, solo que, la mayoría de las veces, a expensas de hacer una línea algo más alta. Como dice el refrán: “Un tupé luce no por su altura, sino por su cobertura”.

? Estabilidad de la alopecia

A la hora de realizar una línea frontal es fundamental contar con un paciente cuya alopecia esté estabilizada. Un buen trasplante hoy puede ser un desastre en el futuro.

Si realizamos una línea frontal en un paciente joven sin medicación y, pasados los años, su alopecia continúa avanzando hacia atrás, aparecerán cortafuegos por detrás del trasplante [fig. 7]. Posiblemente sea posible realizar una segunda intervención, pero de seguir avanzando la alopecia podemos llegar a un punto donde ya no tengamos zona donante para reparar las nuevas zonas despobladas/calvas. Y entonces, como suele decirse, el remedio será peor que la enfermedad.

Los tratamientos de elección siguen siendo Finasteride o Dutasteride por vía oral.

Fig. 7. Trasplante realizado a los 19 años sin tratamiento médico. La alopecia ha continuado su curso y el trasplante ha quedado “aislado”. Si un trasplante no se complementa con un correcto tratamiento médico, puede no ser la mejor solución

Ansiada simetría

Si bien el cuerpo humano no es 100 % simétrico, los pacientes buscan simetría en el diseño.

Es importante ver la simetría desde varios ángulos, medir desde el punto medio frontal hacia los lados las alturas desde la glabela y las cejas en varios puntos, chequeando que coincidan. Es recomendable utilizar un láser en cruz y tomar una fotografía (preferentemente con cuadrícula), ya que esta última nos dará una percepción en 2D y podremos valorar mejor la simetría de altura entre un lado y otro.

A todo lo mencionado anteriormente no debemos olvidar añadir la importancia de realizar, por supuesto, una correcta técnica quirúrgica, la cual se basa en los siguientes pilares:

  • Unidades de 1 pelo en las primeras hileras.
  • Ángulo agudo de implantación (10-15 º) en los primeros centímetros de la línea frontal.
  • Dirección correcta según vestigios de la línea natural del paciente.
  • Profundidad adecuada de implantación.
  • Micro y macroirregularidades.
  • Nunca implantar sobre el músculo frontal.
Fig.9

En resumen

Es un reto para todo cirujano capilar lograr trazar una línea frontal que satisfaga a su paciente en todos los aspectos posibles: en altura y diseño, manteniendo una adecuada relación entre cobertura y densidad y que respete la concordancia con la edad hoy pero que siga viéndose natural con el paso de los años.

Un buen diálogo y entendimiento con nuestro paciente respecto a expectativas, garantizar que nos encontramos con una alopecia estable, el conocimiento de los parámetros anatómicos que nos guían y una adecuada estrategia quirúrgica según el grado de alopecia serán los pilares que nos llevarán a alcanzar un correcto diseño de línea frontal. Recordemos que la mejor y más natural línea frontal es aquella que, al verla, no parece que haya sido trasplantada.

Por último, un buen diseño, sumado a una correcta técnica quirúrgica, darán como resultado una línea frontal natural y, en consecuencia, un paciente feliz.