El envejecimiento facial, la principal preocupación estética de los españoles.

Según los resultados extraídos del estudio “Impacto Socio-Económico de la Medicina Estética en España e Insights de la Demanda” -encargado por la Sociedad Española de Medicina Estética a una consultora externa-, el 20,4% de los pacientes se han sometido a un tratamiento médico estético facial.

 

El estudio, que fue publicado el pasado mes de febrero, recoge los datos más significativos sobre la demanda de tratamientos médico-estéticos extraídos de una encuesta realizada a más de 1139 personas por una consultora externa. De entre todos los servicios demandados, los tratamientos faciales son los más solicitados y los que presentan una mayor tasa de crecimiento. En comparación con un estudio anterior realizado en 2012, la demanda de estos tratamientos se han incrementado en un 8.3% pese al estancamiento económico producido en el último periodo de la crisis.

Según explica la SEME, este incremento en tratamientos faciales se debe sobre todo a la creciente preocupación por la  eliminación de manchas y arrugas, ambas entidades relacionadas directamente con  el proceso de envejecimiento. “Si bien resulta inevitable que el paso del tiempo deje su huella, no es menos cierto que una buena prevención va a evitar notablemente la aparición de estos signos”, comenta la Dra. Vega, presidenta de la sociedad.

Recomendaciones de la SEME para cuidar la piel en verano

Durante los meses estivales, el tiempo que pasamos al aire libre es mayor que en ninguna otra época del año y las radiaciones ultravioletas son más intensas. La SEME recuerda que los rayos UV son la principal causa de envejecimiento cutáneo y pueden dañar el ADN de nuestras células –lo que eleva el riesgo de desarrollo de ciertos tipos de cáncer- si no se toman ciertas precauciones.

Las principales medidas preventivas que la SEME recomienda para evitar la aparición de manchas y arrugas son:

·              Evitar la exposición solar intensa y continuada entre las 10 a.m. y las 5 p.m.

·         Uso de protectores y pantallas solares de, al menos, factor 30; también si hay exposición prolongada a lámparas y pantallas de ordenador en lugares cerrados.

·         Mantener la piel bien hidratada, tanto con la ayuda de tratamientos cosméticos (lociones humectantes, por ejemplo) como a través de la ingesta de líquidos –de litro y medio a dos litros diarios-, sin alcohol y azúcares añadidos.

·         Descansar, entre 7 y 8 horas diarias.

·         Alimentarse de forma variada y saludable, sobre todo, incrementando la ingesta de alimentos que contengan vitaminas C.

·         Evitar el tabaco, el abuso de alcohol y el estrés.

·         Aplicar cremas preventivas con Vitamina C y E.

·         Tratamientos médico estéticos como la hidratación con ácido hialurónico y vitaminas; la llamada mesoterapia facial o bio-revitalización ayudarán notablemente a prevenir la deshidratación a la que sometemos la piel en verano.

¿Cómo elegir  y aplicar adecuadamente el protector solar? La SEME recuerda que…

El SPF, con su número, indica el tiempo que el cosmético protege la piel contra los rayos ultravioletas. Se puede medir fácilmente, multiplicando el factor indicado en el envase del protector por el tiempo que uno tarda en percibir quemazón y enrojecimiento de la piel, señales de quemadura solar. Por ejemplo, si la piel se enrojece después de cinco minutos al sol sin ningún tipo de protección, un SPF 30 mantendría la dermis a salvo durante 150 minutos.

En cualquier caso, lo recomendable es aplicar la protección cada dos horas como máximo, ya que el sudor, el baño o el uso de toallas, por ejemplo, pueden disminuir la acción protectora. Además, la cantidad adecuada de producto a aplicar es de 2 miligramos por centímetro cuadrado y debe ser extendida de manera uniforme, sobre piel limpia y seca y, al menos, media hora antes de exponerse al sol, independientemente de la actividad que se vaya a realizar.