Los factores de crecimiento epidérmico son esenciales para el mantenimiento y regulación de las funciones cutáneas. Con el paso de los años, la industria ha desarrollado diversas técnicas de obtención de factores de crecimiento epidérmico que nos aseguran una dosis exacta y generalmente una estabilidad duradera; lo cual los convierten, en aún mayor medida, en un activo imprescindible en nuestras terapias.
Por el Dr. Abraham Benzaquén
Los factores de crecimiento son un grupo de sustancias de naturaleza proteica formadas por cadenas relativamente cortas de aminoácidos. Podemos englobarlas dentro del grupo de las citoquinas, que junto con las hormonas y los neurotransmisores tienen la función de transmitir información a las células. Dicha transmisión se realizará a través de un receptor de membrana que introducirá la información en el citoplasma de la célula, activando una cascada de reacciones bioquímicas que inducirán finalmente al núcleo celular a desarrollar una acción determinada.
El factor de crecimiento epidérmico (EGF por sus siglas en inglés, epidermal growth factor) está formado por 53 aminoácidos, entre los cuales distinguimos 3 enlaces disulfuro entre 6 cisteínas. Esta estructura terciaria le proporciona una configuración característica, primordial para poder transmitir su información a la célula.
Los receptores de membrana se activarán siempre y cuando el transmisor de la información se «acople». Una variación en la estructura del transmisor impedirá que este sea reconocido por el receptor y no pueda acoplarse, de ahí la importancia en la estabilización de los factores de crecimiento.
EGF en el mercado
El plasma rico en plaquetas es una fuente de obtención de factores de crecimiento. Sabemos que el EGF tiene una estabilidad efímera y que, obtenido de plaquetas, se desnaturaliza en horas, no pudiendo ser almacenado para emplearlo en otras ocasiones.
Otra dificultad que se nos presenta es la dosificación. Nunca sabemos qué cantidad de EGF estamos suministrando, haciendo imposible reproducir la experiencia en idénticas condiciones. También es sabido que la edad del individuo y el estado del plasma influyen en la cantidad de EGF, por lo que el supuesto EGF autólogo puede ser muy escaso.
No obstante, la industria ha desarrollado diversas técnicas de obtención de EGF, las cuales nos aseguran una dosis exacta y generalmente una estabilidad duradera.
Estas técnicas se basan en la transcripción a un mRNA de una síntesis de gen humano y su introducción a través de un vector en el citoplasma de una célula (vegetal, bacteriana o de insecto). Dicha información es trasladada al núcleo de la célula, el cual inicia la producción de la proteína. Posteriormente se realiza una extracción y depuración de dicha proteína. Una vez cuantificada y analizada, se liofiliza y almacena.
La estabilidad del producto acabado se demuestra generalmente por cromatografía líquida.
Actualmente podemos encontrar en el mercado, como materia prima, EGF de distintas formas: unos solubilizados en medios acuosos, otros en polvo y uno en medio oleoso. Es importante, en el momento de escoger un EGF para nuestras consultas, estar seguros de su estabilización, exigiendo al proveedor patentes o ensayos de estabilidad si no queremos fracasar en nuestra aplicación.
Es importante, en el momento de escoger un EGF, estar seguros de su estabilización, exigiendo al proveedor patentes o ensayos de estabilidad si no queremos fracasar en la aplicación
Efectos esperables de los factores de crecimiento epidérmico
El factor de crecimiento epidérmico tiene capacidad mitogénica sobre una amplia variedad de células epiteliales y fibroblastos, estimulando la división de queratinocitos in vitro y la regeneración epidérmica in vivo. Sus propiedades regenerativas lo hacen esencial en la reparación de cicatrices, secuelas acneicas, recuperación y remodelación extracelular de la matriz de la piel.

Según algunos autores, partiendo de un EGF estable en el tiempo podemos asegurar unos resultados espectaculares en la regeneración celular. Pequeñas cantidades de EGF (desde 5 hasta 15 nanogramos/ml) logran:
- Activar las rutas metabólicas.
- Activar la regeneración epidérmica aumentando la síntesis de queratinocitos (un 152 % por cada dosis de 10 ng/ml).
- Aumentar la síntesis de ácido hialurónico (desde un 110 % por dosis de 10 ng/ml hasta un 141 % por cada dosis de 15 ng/ml).
- Aumentar la proporción de colágeno joven (223 % a dosis 15 ng/ml) pero, lo más interesante, también del maduro (126 % a dosis de 15 ng/ml) (colágeno tipo I).
- Aumentar la síntesis de elastina (un 145 % por dosis de 10 ng/ml).
Dos grandes valores añadidos del EGF estabilizado son la inducción de nuevos fibroblastos (no solo la estimulación de los ya existentes) y la inducción de una gran cantidad de colágeno maduro tipo I, lo que le hace un activo muy interesante para el tratamiento de cicatrices, reduciendo la gran proporcionalidad del colágeno inmaduro que las caracteriza.
Además, la mezcla con ácido hialurónico aumenta ostensiblemente su rendimiento, ayudando a la reestructuración y recuperación de la elasticidad cutánea.
Debido al envejecimiento celular, la cantidad de EGF y ácido hialurónico presente en la piel va disminuyendo junto a los activadores celulares que estimulan la producción de colágeno y elastina, provocando pérdida de elasticidad y firmeza. Como consecuencia, se desdibuja el contorno facial y aparecen las arrugas por pérdida de consistencia e hidratación. Con el paso del tiempo se segregan sustancias que se vuelven dañinas para el organismo, generando alteraciones como la elastosis solar, una acumulación de elastina en la dermis provocada por la exposición solar excesiva o prolongada. Estas alteraciones, a su vez, pueden generar ROS.
Conclusiones y resultados
Los factores de crecimiento son esenciales para el mantenimiento y regulación de las funciones cutáneas. Un activo imprescindible en nuestras terapias. Desde mi experiencia personal, veo un gran activo, no solo para cicatrices y estrías, sino también para acné activo (por sus propiedades bacteriostáticas, estimuladoras de inmunidad y antiinflamatorias) y para el rejuvenecimiento, así como inductor de consistencia en zonas particularmente sensibles (como cuello y zona genital) o de piel especialmente fina (como los párpados).
Podemos apreciar los resultados en las imágenes asociadas a este artículo. En el primer caso (fig. 1) se muestra la mejoría de un cuello, que ha sido sometido a 5 sesiones de EGF Regenere con su AH, a dosis de 1,5 ml por sesión e introducidas por dermopunción eléctrica a 0,25 mm.

En el segundo caso (fig. 2), mostramos la mejoría de unos párpados inferiores. El derecho fue sometido a 2 puntos de 0,5 UI de toxina botulínica exclusivamente, mientras que el izquierdo fue sometido al mismo procedimiento seguido de 4 sesiones semanales de dermopunción eléctrica a 0,25 mm con EGF Regenere a dosis de 0,25 ml por sesión.

Algo que gusta mucho a los pacientes no solo es el resultado, sino la rapidez con la que se observan estos, algo importante en una sociedad del “lo quiero ahora” como la que vivimos.

Dr. Abraham Benzaquén
Director médico de las unidades de Medicina Estética de Clínicas Benzaquén en Málaga, Marbella y Madrid.
- Máster en Medicina Estética y Nutrición.
- Máster en Tricología y Cirugía Capilar (microinjertos capilares).
- Docente en los máster de Medicina Estética de las Universidades de Córdoba, Rey Juan Carlos, Alcalá y Valencia, y del máster de Tricología de la Universidad de Alcalá.
- Colaborador como docente en diversos talleres y cursos de formación de distintas técnicas de medicina estética, fundamentalmente a nivel facial.
- Colaborador como docente en el Colegio de Médicos de Málaga.
- Ponente en múltiples congresos y talleres de medicina estética, cirugía plástica y antienvejecimiento a nivel nacional e internacional (Francia, Chile, Argentina, Dubái, Mónaco, Polonia, Colombia, México, Gran Bretaña, Suiza, etc.).
- Vocal en la Sociedad Española de Ginecología Estética Regenerativa Funcional (SEGERF).
- Presidente de la filial española de la Asociación Clínica Estética y Reparadora (ACER)
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