Labios perfectos: una ecuación para cada rostro

Los labios llenos y bien definidos se asocian a la belleza y a la juventud, aunque la medida ideal ha ido variando a lo largo del tiempo y se ha visto influenciada por modas y tendencias. Hacemos un repaso por la historia y la evolución de los procedimientos cosméticos para labios, y analizamos la vía clásica por la cual se han tratado de medir o definir las proporciones perfectas de la belleza y cómo han cambiado con respecto a la actualidad.

Por la Dra. Raquel Moreno Pentinel

Desde la antigüedad, pueblos de todo el mundo han utilizado diferentes materiales o abalorios, introduciéndolos en los labios superiores o inferiores de hombres y mujeres como símbolo de belleza. El primer intento de aumento de labios se publicó en 1906, cuando los médicos intentaron inyectar parafina líquida en los labios: “La parafina se inyectaba en estado fluido por medio de una jeringa metálica que, junto con su contenido, se sumergía en agua caliente». Como era de esperar, el procedimiento no tuvo éxito, y los médicos comenzaron a buscar alternativas como la silicona líquida, los metacrilatos o el colágeno, hasta el más utilizado en la actualidad que es, sin duda, el ácido hialurónico.

El aumento de labios se ha abierto camino como uno de los procedimientos cosméticos más buscados en todo el mundo, impulsado principalmente por el creciente enfoque en la estética facial a través de las redes sociales.

Catalizadores de crecimiento

En los últimos años, la cultura de las redes sociales está dando forma a las tendencias de belleza y a cómo los consumidores adoptan dichas tendencias. Los consumidores dependen cada vez más de los canales de las redes sociales, no solo para comprender los rasgos personales, sino también para tomar decisiones de compra.

Desde que “selfie” se convirtió en uno de los hashtags más populares en las plataformas de redes sociales, la obsesión por los labios voluminosos y contorneados ha ganado nuevas alturas, por lo que las redes sociales se encuentran entre los mayores impulsores de crecimiento en el mercado de rellenos de labios.

En un extremo, las redes sociales son un precursor clave del crecimiento de la cirugía y medicina estética, pero también sirven como un canal de marketing principal con el potencial de crear grandes diferencias.

Pronóstico del mercado

Según Future Market Insights (FMI), el tamaño del mercado mundial de rellenos de labios en 2018 fue de 400 millones de dólares. Se esperaba que el mercado de rellenos de labios creciera a una tasa anual del 4 % durante el período 2019-2029. Sin embargo, tras la pandemia de la COVID-19 surge la duda de cómo evolucionará la demanda de este tipo de tratamientos.

Según la ASPS (American Society of Plastic Surgeons), a pesar de que se anticipa una cierta disminución en el número total de procedimientos cosméticos en 2020, se pronostica también una fuerte demanda de tratamientos desde que las clínicas han reabierto.

Foco de la belleza del rostro

Los labios son uno de los puntos focales de referencia de la belleza facial, pero si consideramos que el rostro más bello o armónico es aquel cuyas facciones crean la mezcla perfecta, no deberíamos tratar los labios como unidades anatómicas aisladas, si no como parte de un conjunto global que es el rostro completo.

Pero, ¿qué nos hace percibir un rostro como “bello”? Basándonos en la definición de Tomás de Aquino de lo bello como “todo aquello que agrada a la vista”, podríamos definir un rostro bello como aquel que, al ser percibido, procura una sensación de placer o un sentimiento de
satisfacción.

Habitualmente, lo que es bello para unas personas lo es para la mayoría; es decir, la percepción de belleza tiene unas características determinadas, hay unas reglas que cumplen todas las cosas bellas. Estas reglas, aplicadas al rostro, son las proporciones faciales y, en particular, la simetría facial.

Fue el cirujano Stephen Marquardt quién probó que los rostros que resultan más atractivos son aquellos cuyas partes determinan longitudes que se ajustan a la razón áurea. Y esta razón no dependía ni del lugar ni de la cultura ni de las razas. Las distancias entre los distintos elementos de nuestro rostro siguen un patrón y conforme más cerca se encuentran nuestras medidas a ese patrón, más bello nos resulta ese rostro.

Se dice que un rostro es matemáticamente perfecto cuando conserva las proporciones áureas en todas sus dimensiones.

Luego, parece que las proporciones de todas las facciones que conforman el rostro, incluidos los labios, siguen una ecuación matemática.

Labios perfectos matemáticamente

Según la proporción áurea, también conocida como proporción divina (1,618; representada con el símbolo Φ), se entiende que:

> El ancho de la boca es Φ veces el ancho de la nariz.

> La distancia entre los cantos laterales es Φ veces el ancho de la boca.

> La altura de la cara desde las pupilas hasta el mentón es Φ veces la altura desde la línea del cabello hasta las pupilas.

> En vista frontal, la relación ideal entre el labio superior y el labio inferior es de 1:1,6.

> En la vista lateral, si se traza una línea recta desde la subnasión hasta el pogonión, el labio superior debe sobresalir 3,5 mm anterior a la línea, y el labio inferior 2,2 mm; el labio superior debe sobresalir un poco más que el labio inferior, nuevamente alrededor de 1,6:1.

Marquardt ideó un modelo matemático que utilizó Φ como medida central para trazar su máscara de la belleza, pero a pesar del entusiasmo general por la tesis de que Φ es el “Santo Grial” para definir la belleza y la armonía de la forma humana, varios estudios no han encontrado una relación entre el atractivo facial y la proporción áurea.

labios perfectos

La nueva proporción ideal

En 2017, una investigación de la Universidad de California realizada por cirujanos plásticos detalló las nuevas proporciones ideales de los labios. El estudio se realizó con casi 400 voluntarios que examinaron fotos de labios de mujeres jóvenes y las calificaron del 1 al 10 (1 representaba la apariencia menos atractiva y 10 la máxima).

Para llegar a los “mejores labios”, los investigadores dividieron el estudio en varias fases. En la primera, se seleccionaron los rostros de 20 mujeres blancas de entre 18 y 25 años y con ellos se generaron cinco porcentajes diferentes de aumento o disminución de la superficie de los labios. Probaron con -150, -50, 50, 125 y 200 %. Los labios con mejor puntuación fueron aquellos que aumentaron en un 53 %.

En la segunda fase, se evaluaron cuatro tipos de labios superiores e inferiores, aumentando o disminuyendo el grosor de los mismos. Así, ganó la proporción dos a uno. En la tercera y última fase se determinó qué porcentaje debía representar el labio inferior respecto al tercio inferior.

No obstante, hay estudios que confirman que el país de residencia, el origen étnico, el género y la profesión tienen un impacto significativo en las preferencias individuales de la forma de labios. Estos hallazgos tienen implicaciones para los pacientes, pero también para los médicos, porque las diferencias en las preferencias estéticas pueden llevar a la insatisfacción tanto de los primeros como de los segundos. En nuestro entorno, cada vez más global, las diferencias culturales y la variabilidad internacional deben tenerse en cuenta al definir nuevas técnicas estéticas, tratar a los pacientes e informar de los resultados.

Conclusiones

Los labios son un componente esencial de la simetría y la estética del rostro. Los tratamientos para modificar los labios han ganado popularidad recientemente, en gran medida por la influencia de las redes sociales que marcan y modifican las tendencias.

La proyección y el tamaño de los labios en sí mismos son tan importantes como la proporción de los labios con el resto de la estructura facial para obtener la armonización global del rostro.

La proporción áurea se ha aplicado para describir las proporciones clásicas de los labios en relación con el resto del rostro, pero aparecen nuevas preferencias, con labios más voluminosos.


Dra. Raquel Moreno Pentinel

Médico estético

> Licenciada en Medicina Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid.

> Estudios de doctorado y Suficiencia Investigadora en el departamento de Ciencias morfológicas II de la UCM.

> Máster universitario en Medicina estética por la Universitat de Illes Balears.

> Máster universitario en Nutrición y Medicina antienvejecimiento por la Universidad de Sevilla.

> Fundadora y directora de las clínicas Medicina Estética ERES en Madrid, donde ejerce como médico estético.

> Miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética, SEME.

> Miembro del IMCAS Academy.

> Docente en el máster de Dermatología estética de la Universidad de Alcalá de Henares.

> Medalla Europea al Mérito en el trabajo por la Asociación Europea de Economía y Competitividad.

 

 


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