Los cirujanos estéticos estamos para ayudar a la gente, no para crear exigencias y contribuir a estereotipos

Moisés Martín Anaya reflexiona sobre las críticas que personajes famosos reciben por someterse al bisturí

Si googleas el término Cirugía Estética en busca de noticias es más que posible que los primeros enlaces que aparezcan en el buscador sean informaciones relativas a personajes famosos.También es más que posible que dichas informaciones estén acompañadas de comentarios, no siempre positivos, sobre los resultados de (a veces supuestas ) cirugías, retoques o tratamientos.

El bisturí se encuentra en el top five de los hechos noticiables, que hoy incluyen a youtubers, influencers, pero que afectan, sobre todo, a personajes televisivos y actores.

Se trata de una dinámica paradójica , según el especialista Moisés Martín Anaya, ya que “por un lado vivimos en la era de la imagen, pero, por el otro se critica a profesionales que intentan preservar su físico, al cual deben en parte su trabajo”. Explica el cirujano estético que cuando alguna de estas personas pasa por el quirófano para someterse a un retoque estético, en la mayoría de los casos facial , las redes sociales se llenan de comentarios , algunos muy negativos sobre el antes y el después de su aspecto. En algunas páginas de revistas se comenta también, aunque desde un punto de vista profesional, y, por lo tanto, más respetuoso.

La noticia para el doctor, es que casos como un pequeño retoque en el rostro de una actriz de proyección internacional siga siendo noticia. Va más allá y haciendo autocrítica añade: “ni los propios profesionales nos libramos de los prejuicios y estereotipos que se van acumulando a lo largo del tiempo en relación a la apariencia física”. 

No falla, pues, en este caso el dicho de “en casa del herrero, cuchillo de palo”, explica refiriéndose al lenguaje que emplean los propios profesionales del sector. Alude Martín Anaya a los términos que incluso los cirujanos estéticos emplean en consulta y en sus artículos en blogs y webs para el paciente para nombrar aspectos físicos que se pueden mejorar con ayuda profesional. Por ejemplo, a la flacidez de los brazos, propia del paso del tiempo y en ocasiones, de una considerable pérdida de peso, se le denomina tener “alas de murciélago”. No hace falta señalar que el murciélago no se encuentra entre los más favorecidos y entrañables miembros del reino animal.

Otro ejemplo, cuando una persona tiene un mentón muy pronunciado se dice que padece el ‘efecto gargamel’, el eterno enemigo de los entrañables pitufos del bosque, malo, malísimo y de barbilla puntiaguda y prominente.

También, reconoce el experto, empleamos etiquetas peyorativas como tener código de barras, en relación a las arrugas que aparecen encima del labio superior. Muy conocidas también las cartucheras,  el exceso de grasa del abdomen y los muslos

En definitiva términos negativos, que excluyen a quienes no son perfectos, deseables o guapos, dentro de los actuales cánones de belleza. Tras veinte años ejerciendo la profesión, Martín Anaya recuerda que la Cirugía Estética, Plástica y Reparadora está para “ayudar a las personas a sentirse mejor”para subsanar defectos que nos suponen un complejo mejorar nuestra autoestima. Y concluye: los cirujanos estéticos estamos para ayudar a la gente a sentirse mejor, pero debemos reflexionar también sobre los límites de una exigencia que contribuimos a crear.”