Perimenopausia, una fase de incertidumbre y malestar para la mujer

Las culpables son tres hormonas —el estradiol, la testosterona y la progesterona—, cuya producción se va viendo disminuida a medida que se acerca el fin de la vida reproductiva femenina.  Pero tras ellas, hay, según explica desde Neolife el doctor Alfonso Galán, una causa relevante: “a la perimenopausia no solo no se le da la importancia médica que requiere, sino que probablemente no se diagnostica o reconoce de forma correcta”.

Es decir, se habla, y mucho, se identifican y se estudian los efectos de la menopausia, pero no tanto los de su fase previa, que, según este experto en medicina antienvejecimiento, puede durar de unas pocas semanas a un año. Lo que distingue un periodo del otro es que, una vez entrado en el climaterio (como también se denomina a la menopausia), el ovario ya no madura óvulos ni produce hormonas, mientras que este tiempo anterior del que hablamos lo hace, pero de manera errática y poco predecible.

Estos cambios ginecológicos pueden derivar en un periodo de incertidumbre y malestar en la persona, debido a un desconocimiento de lo que ocurre y de por qué ocurre. Así, a estas alteraciones en la menstruación, que pueden ser muy radicales, puesto que la regla puede variar no solo en la periodicidad, sino también en la densidad del flujo, se le pueden unir una serie de síntomas anímicos con fluctuaciones de ánimo, pérdida de concentración y capacidades cognitivas. Añade el doctor Galán la retención de líquidos, el empeoramiento de la piel, la pérdida de masa muscular y el acúmulo graso.

La vida sexual, por supuesto, también se ve afectada, y de manera significativa. De los 45 a los 55 es notable una pérdida de lubricación en la vagina, acompañada, en algunas ocasiones, de atrofia en este órgano y en los genitales externos. Además, la bajada de testosterona “produce una disminución del deseo y de la capacidad de tener un orgasmo”.  Los cambios de humor y los bajones anímicos hacen el resto.

Sin embargo, explican desde Neolife, centro pionero en optimización hormonal como terapia para ralentizar el envejecimiento, ni la perimenopausia ni la menopausia son una enfermedad en sí mismas, sino una fase de la vida de la mujer, que hay que tratar de atravesar con el mayor bienestar posible.

La manera de hacerlo es estudiar el estado general de cada mujer, y, a partir de ahí, realizar un diagnóstico y diseñar un tratamiento personalizado. Este consiste en reponer el nivel hormonal que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo y los cambios fisiológicos. La terapia se conoce como TRHB y, en este caso, el matiz relevante lo aporta la última letra del acrónimo.  La B, de Bioidénticas, distingue la Terapia de Reemplazo Hormonal de otras terapias similares y quiere decir que se administran hormonas en distintas presentaciones (en este caso pellets, implantes adheridos a la piel) químicamente idénticas a las que el cuerpo ha ido dejando de producir. Es decir, que el estradiol, la testosterona y la progesterona que se prescriben para equilibrar el organismo tienen una estructura similar a la de cada persona.

También en la Terapia de Reemplazo Hormonal Bioidéntica hay una diferencia entre la perimenopausia y la menopausia y es, aclara Alfonso Galán, el uso o no de estradiol: “es la última hormona que el ovario deja de producir, por tanto es la última que aportaremos tras estar muy vigilantes a síntomas y resultados analíticos para decidir cuándo es el momento apropiado y la forma correcta de aportarla”.

Los resultados: mejor calidad de vida y un envejecimiento más tardío, una vez que se ha demostrado que la pérdida del influjo hormonal es responsable del deterioro de órganos y sistemas fisiológicos femeninos.

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