¿Por qué publicar artículos científicos?

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En general, en el ámbito de la medicina existe un amplio consenso en la relevancia e importancia de la divulgación de artículos científicos. Lo que no se publica, simple y llanamente, no existe. Sin embargo, en concreto, en el campo de la medicina estética, todavía estamos lejos de tener esta conciencia científica. En este artículo analizamos los principales motivos por los que creemos que esto debe cambiar.

Por los Dres. David Martínez Ramos y Laura Simón Monterde

Nadie duda de que, cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina, fue un gran avance que permitió salvar millones de vidas. Cuando William Halsted popularizó la mastectomía radical para la curación del cáncer de mama, las mujeres dejaron de morirse con las mamas ulceradas en las puertas de las iglesias. Estos nombres ilustres de la medicina y de la cirugía son un referente indiscutible en el campo de la investigación y de la ciencia. Todo el mundo coincidirá con que, gracias a las publicaciones y comunicaciones de estos grandes investigadores, la humanidad en su conjunto se ha visto beneficiada.

Es verdad que la comunicación científica ha experimentado grandes cambios en los últimos años. Las revistas que se consultaban en bibliotecas algo polvorientas han dejado paso a internet y a los diferentes formatos de comunicación. El póster en cartulina de los congresos se proyecta ahora en luminosas pantallas digitales. Las diferentes plataformas (y las que están por venir), ofrecen posibilidades nunca antes vistas. Sin embargo, la motivación y el objetivo de la comunicación científica, por mucho que pasen los años y que la tecnología continúe abrumándonos, siguen siendo los mismos que llevaron a Fleming o a Halsted a hacerlo hace casi un siglo.

En medicina estética se puede investigar y publicar sobre multitud de aspectos, pero quizá nos cuesta aceptar que somos una disciplina médica más, con los derechos y las obligaciones
de estas

En otros ámbitos de la medicina existe un amplio consenso en que hay que comunicar y publicar las investigaciones, experiencias y descubrimientos. Lo que no se publica, simple y llanamente, no existe. Sin embargo, en el campo de la medicina estética, todavía estamos lejos de tener esta conciencia científica que compañeros de otras especialidades hace años que incorporaron a su actividad profesional.

En medicina estética se puede investigar y publicar sobre multitud de aspectos: nuevas técnicas, nuevos productos, dosis de fármacos, satisfacción de pacientes, nuevas tecnologías, etc., pero quizá nos cuesta aceptar que somos una disciplina médica más, como tantas otras, con los derechos y con las obligaciones de estas.

Existen muchos motivos por los que creemos que es importante que los médicos, en general, y los médicos estéticos, en particular, comuniquemos nuestros descubrimientos, nuestras experiencias, habilidades, etc. al resto de la comunidad.

En este artículo no podemos abordarlos todos porque, posiblemente, haya tantos motivos como profesionales. No obstante, vamos a plasmar algunos de los que consideramos más importantes para justificar la publicación de los artículos científicos por parte del médico estético y por qué creemos fundamental que aceptemos que tenemos un elefante en la habitación.

Empezaremos por los motivos más elevados que, desde un punto de vista casi filosófico, pueden servir al ser humano para mejorar el conocimiento universal. Asimismo, analizaremos la importancia que puede tener la publicación científica para un colectivo como el de médicos estéticos. Finalmente, abordaremos los beneficios que puede representar para un grupo de trabajo y, por supuesto, los beneficios para el profesional a nivel individual. Evidentemente, no hay luces sin sus correspondientes sombras, por lo que, al final del artículo, haremos mención obligada a algunos de los problemas y dificultades de la publicación científica que no debemos menospreciar.

Beneficioso para el conjunto

Progreso del conocimiento científico

Este es, posiblemente, el motivo más loable para la producción científica. Contribuir al conocimiento universal, per se, ya es una justificación suficiente que mueve a muchos compañeros para la publicación de sus trabajos científicos.

Comunicar nuestros avances y descubrimientos puede ayudar a la humanidad a progresar como sociedad. Resulta casi de Perogrullo decir que es altamente improbable que hagamos un descubrimiento que revolucione el mundo o el conocimiento científico, pero sí que contribuiremos, con nuestro granito de arena, a que se siga avanzando en la disciplina que nos apasiona. De este modo, aunque es poco probable que podamos descubrir la realidad tal y como es, sí que daremos algo de luz en algún lugar específico de la oscuridad.

Dignificación de la especialidad

Cualquier disciplina médica que se precie necesita de un soporte científico para mostrarse frente al resto de compañeros y al resto de la sociedad como tal. Una de las grandes diferencias entre la charlatanería y las especialidades médicas es, precisamente, la utilización del método científico para demostrar hipótesis.

Si queremos que la medicina estética sea una disciplina médica más, es imprescindible abordar sin complejos los tres principios que rigen la medicina: la esfera asistencial, la esfera docente y la esfera de investigación. Esto ha sido así en todas las especialidades y subespecialidades médicas que han conseguido el respeto y consideración del resto de la comunidad científica y de la sociedad. La medicina estética no puede ser una excepción.

Publicar nuestros trabajos científicos, como ya hacen muchos de nuestros compañeros, contribuirá de manera decidida al progreso de la medicina estética y al prestigio de la misma.

La publicación de artículos científicos puede convertirnos en un referente. Puede darnos un prestigio notable, tanto entre nuestros compañeros como con respecto al resto de la sociedad

Mejorar la práctica clínica

La investigación en medicina estética y la publicación de los artículos científicos, sin duda, contribuye a la mejoría de la práctica clínica, tanto del investigador como de los lectores a los que van destinados.

Leer, e incluso redactar trabajos científicos, sirve al lector y al escritor para mejorar sus quehaceres diarios, ya que permite considerar puntos de mejora y la reafirmación de las actividades que se están realizando correctamente. Sirven para pensar y reflexionar sobre lo que estamos haciendo y cómo podríamos mejorarlo, lo que redunda en una mejoría de la calidad asistencial.

Por otra parte, por las particularidades propias de esta especialidad donde, además, no existe una formación reglada vía MIR, el médico estético no suele trabajar en hospitales o grandes servicios con sesiones clínicas, discusión de casos, etc., sino que es más frecuente que lleve a cabo su actividad en clínicas pequeñas o medianas, con poco contacto con otros compañeros. El contacto con otros colegas y la posibilidad de compartir experiencias y conocimientos son más limitados que en otros ámbitos de la medicina, por lo tanto, la publicación y puesta en común de las ideas es, si cabe, más importante.

Prestigio y visibilización de grupos de trabajo

Si bien el conocimiento humano, la dignificación de la especialidad y la mejora en la práctica clínica que hemos comentado más arriba son, sin lugar a dudas, objetivos encomiables de la comunicación científica, son mucho menos tangibles y cercanos que los referidos a los grupos de trabajo.

La publicación de artículos científicos puede convertir a nuestro equipo de trabajo en un referente. De este modo, puede darnos un prestigio notable, tanto entre nuestros compañeros como con respecto al resto de la sociedad.

Por otra parte, visibilizar nuestro trabajo nos puede ayudar a crear sinergias con otros grupos de investigación que tengan las mismas inquietudes, potenciando la investigación y la progresión de ambos equipos.

Por otra parte, quizá a un nivel más práctico o terrenal (pero también importante), en el ámbito universitario puede ser un requisito para la obtención de becas y subvenciones que permitan profundizar en la línea de investigación que se está siguiendo.

Por último, convertirnos en un referente nacional o internacional puede acercar a la industria a nuestro grupo para iniciar cualquier tipo de colaboración. Es más probable que una empresa prefiera trabajar con equipos de reconocido prestigio que con desconocidos en el ámbito profesional.

Por todos estos motivos, creemos que la publicación de trabajos científicos puede ser de gran relevancia también para los diferentes grupos de trabajo.

En lo personal

Pero la publicación de trabajos científicos no solamente es importante para la sociedad de forma global o para determinados grupos de trabajo, sino que es importante también a nivel del profesional individual. Analicemos a continuación algunas de las ventajas que tiene la publicación de trabajos científicos para un médico estético en particular.

Prestigio y reconocimiento por compañeros

La publicación de trabajos científicos, como sucede en el caso de los grupos de trabajo que veíamos más arriba, supone hacernos un hueco en el panorama nacional o internacional sobre un tema concreto. Por ejemplo, al médico que publica sobre medicina capilar se le considera como un experto en esa materia. Al que publica sobre tratamientos con láser, se le suponen unos conocimientos y habilidades que le permiten liderar este campo de la medicina estética.

Y este reconocimiento, aunque es mayor entre los compañeros –que es a quienes van dirigidos los artículos científicos–, también llega al resto de la sociedad, ya que cada vez la información circula por canales más amplios de difusión, especialmente gracias al mundo virtual.

Actualización de conocimientos

La publicación de un trabajo científico supone una importante labor de revisión y actualización sobre el tema que se está tratando. Simplemente para escribir una introducción o una discusión es necesario dominar a la perfección la materia en cuestión. Esto nos obliga a saber lo último de lo último en este tema en particular y a mantenernos actualizados.

De este modo, escribir un artículo científico nos obliga a ponernos al día y nos permite aprender de manera continua, lo cual nos enriquece como personas y como profesionales.

Superación personal

Publicar en revistas científicas es un reto de superación personal continuo. No es fácil, pero es altamente satisfactorio y adictivo. Se empieza por artículos sencillos del tipo “caso clínico” en revistas de bajo impacto. Cada vez que consigues publicar un artículo es un “subidón” de adrenalina, al haber superado todas las trabas que este proceso requiere (editores, revisores, etc.). Entonces te planteas el siguiente reto: hacer artículos más complejos; un original, una revisión… Después viene el siguiente reto: publicar en revistas con mayor factor de impacto, y así sucesivamente. Superar las barreras para la publicación de artículos científicos es un estímulo nada desdeñable para muchos profesionales.

Progresión curricular

La publicación de artículos científicos puede servir, indudablemente, para la progresión curricular y profesional. En la mayoría de ofertas de empleo público, tanto en sanidad como en la universidad, es uno de los ítems que se consideran para optar a las plazas, jefaturas, etc. Hacerse con un buen bagaje curricular puede allanar mucho el camino en un futuro cada vez más incierto.

Evita el burnout

La producción científica queda lejos del día a día. En el laboratorio o frente al ordenador todo es perfecto. Nos olvidamos, por un rato, de lo mundano, y nos trasladamos al impecable mundo de la ciencia. Dedicamos un rato a la elaboración y creación de textos, tablas, gráficos, etc., pero lejos de las preocupaciones habituales y que pueden acabar por quemarnos. Mucha gente considera la publicación de trabajos científicos como una válvula de escape para el agotamiento o desgaste profesional.

Las (¿inevitables?) sombras

Uno de los principales problemas de la comunicación científica en medicina estética es, digámoslo claro, que los demás saben no solo lo que hacemos, sino también cómo lo hacemos. Dejamos de ser los únicos que saben hacer tal o cual técnica. Nos exponemos tanto a la crítica como a la copia e imitación. No hay paños calientes, esto es así. Por tanto, hay que pensar si realmente queremos ser los únicos que hagan algo o, por el contrario, queremos ser los referentes en esa misma disciplina.

Realmente, si queremos ser los únicos que hagan algo, no podemos comunicar cómo lo hacemos ni los resultados que obtenemos. Tendremos que seguir encerrados en nuestras consultas y en nuestros centros de trabajo.

Otra de las sombras que vemos a la publicación de trabajos científicos es la “esclavitud laboral” que supone para el investigador. La gran mayoría de las revistas, especialmente aquellas con mayor factor de impacto, pertenecen a grandes multinacionales que se lucran (y no poco) a cambio del trabajo gratuito de los investigadores y de los revisores. No hay remuneración al autor, quien acaba escribiendo por alguno de los motivos que hemos comentado anteriormente, pero nunca por una remuneración económica. En nuestra opinión, si las revistas fueran de acceso gratuito para toda la comunidad científica, esto no tendría mayor importancia, pero hay mucha gente ganando mucho dinero a costa del trabajo gratuito de muchos autores.

Por último, la publicación científica requiere de tiempo y de dedicación. Lamentablemente, la presión asistencial, los compromisos laborales, profesionales, etc. hacen que, demasiadas veces, no dispongamos de este tiempo, y que la producción científica se resienta por ello.

Conclusión

Desde nuestro punto de vista, es importante que los profesionales de la medicina estética vayamos incorporando la investigación científica como una parte más de nuestra actividad.

La comunicación y publicación de trabajos científicos tiene importantes ventajas a todos los niveles, desde los más elevados y colectivos hasta los más individuales. Existen también limitaciones a la publicación de trabajos científicos y hay que conocerlas para intentar mitigarlas.

En nuestra opinión, aunque hay cada vez más profesionales convencidos de esta necesidad de publicación, es hora de hablar claro y sin tapujos del elefante en la habitación.

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