Positive Face, buscando la mejor versión

La medicina y cirugía estética nos ofrecen la posibilidad de mejorar aquello que no nos gusta de nuestro aspecto. Pero, en ocasiones, si nos dejamos llevar por estereotipos y cánones de belleza impuestos por las redes sociales o la moda se pueden provocar auténticas aberraciones. De esta preocupación nace el positive face, una filosofía liderada por la doctora Gema Pérez Sevilla, cirujano y médico estético facial, con más de 20 años de experiencia.

La belleza del rostro tiene muchas caras diferentes, y el objetivo del positive face es encontrar la que más encaja con cada persona. Las redes sociales, principalmente, están creando estereotipos alejados de la realidad, pero en los que cada vez más personas se fijan. Esto acaba alterando la autoestima de muchas personas que buscan en la medicina y cirugía estética cambios que pueden provocar auténticas aberraciones. Hemos de proteger, sobre todo, a las nuevas generaciones de la necesidad de ser como un patrón y de los estereotipos. Por eso me interesa tanto transmitir la filosofía del positive face, cada persona tiene un rostro, es su esencia y podemos mejorarlo, pero siempre respetando sus facciones”, apunta la experta. Por otra parte, el positive face también quiere poner el acento en “la libertad que toda persona tiene de elegir un tratamiento o cirugía estética para verse mejor, sin ser juzgada por ello ni tener que esconderse. Queremos normalizar y defender el derecho a someterse a cirugías y tratamientos médico-estéticos como una forma de cuidarnos, de retrasar, por ejemplo, el envejecimiento de nuestras facciones”.

¿Cómo encaja la cirugía y la medicina estética en este concepto de la belleza?

Según la doctora Gema Pérez Sevilla es lícito querer cambiar algo de nuestro rostro cuando no nos sentimos bien, pero siempre que lo hagamos de forma libre y respetando nuestras facciones básicas. Como cirujana y médico estético animo a la gente a cambiar cosas de su imagen con las que no se siente a gusto. Por ejemplo, hay determinadas arrugas de expresión, o defectos motivados por la genética, el estrés u otros factores, que pueden hacernos parecer cansados, enfadados o reflejar una edad que no tenemos o no sentimos. Es lógico querer corregirlos siempre que se haga cuidando la piel y las diferentes estructuras del rostro y, sobre todo, respetando la funcionalidad de nuestras facciones. Los cambios que realizamos en el rostro pueden cambiar la percepción que los demás tienen de nosotros. Los terapeutas de medicina o cirugía estética debemos orientar a los pacientes y explicarles qué percepción se asocia a cada cambio. Esto implica un profundo conocimiento de la anatomía y la evolución de las facciones con el paso de los años, la comprensión de lo que el paciente busca en esencia, y el compromiso de ofrecerle lo mejor, explicando todo con rigor y mucha paciencia. E implica en muchos casos decir no. No todo vale, para mí no”.

La esencia del Positive Face en 10 puntos

  1. Cada persona tiene un rostro único, hemos de defender su originalidad y su esencia. La belleza del rostro tiene muchas caras… hemos de ayudar a nuestros pacientes a encontrar la suya, aquella que se alinea con su autoestima interior
  2. Hay facciones básicas que no pueden cambiarse sin provocar una aberración. Hemos de respetarlas.
  3. Los cambios físicos del rostro deben ser siempre una elección libre y nunca estar mediados por patrones de belleza impuestos, consciente o inconscientemente, que hagan sufrir a la persona.
  4. La aceptación de la imperfección facial es un ejercicio de realismo, no hay ninguna cara tan perfecta como los cánones digitales de las aplicaciones que nos invaden.
  5. Algunas imperfecciones del rostro dan atractivo y personalidad, hay que valorarlas y saber si son parte de la esencia.
  6. El rostro transmite pensamientos y emociones y se ha de respetar su funcionalidad en la medida en que la persona lo desee.
  7. La salud de la piel y de las distintas estructuras del rostro deben ser tenidas en cuenta siempre en cualquier tratamiento.
  8. Es lícito querer cambiar algo en nuestro rostro cuando queremos alinear nuestro sentimiento interno con nuestra imagen, siempre que se haga desde la libertad y el pensamiento saludable.
  9. Los cambios que realizamos en el rostro pueden cambiar la percepción que los demás tienen de nosotros en un primer instante. Los terapeutas de medicina o cirugía estética debemos orientar a los pacientes y explicarles que percepción se asocia a cada cambio.
  10. La medicina y la cirugía estética es una herramienta más para vernos y sentirnos mejor. No hay sentir vergüenza ni ocultar su uso.