En el ámbito general de la cirugía plástica estética y en el de la rinoplastia en particular, estamos viviendo un momento de avances continuos en el que las técnicas quirúrgicas tradicionales, que se habían impuesto durante décadas, se han ido transformando poco a poco. La rinoplastia estética es uno de los procedimientos más demandados de la especialidad y quedó patente en el Simposio Anual de Cirugía Facial y Rinoplastia, celebrado en Madrid, en el que las operaciones de nariz tuvieron un papel protagonista.
Por Francisco Gómez Bravo
La rinoplastia suele ocupar el quinto puesto en el ranking de operaciones de cirugía estética solicitados por mujeres, después de la cirugía del pecho, liposucción, abdominoplastia y blefaroplastia. En los hombres, en cambio, ocupa el cuarto lugar, después de la liposucción, reducción del pecho (tratamiento de la ginecomastia) y blefaroplastia. En grupos de edad más jóvenes, su frecuencia relativa es aún mayor, pudiendo ser la segunda cirugía más demandada después de la cirugía de pecho y la liposucción en mujeres y hombres respectivamente.
Si hablamos de tendencias en rinoplastia, la más demandada es la reducción del dorso de la nariz o giba dorsal. Otras predilecciones de los pacientes a día de hoy son la elevación de la punta, el estrechamiento del dorso y el afinamiento de la punta nasal. Cabe señalar, sin embargo, que la mayor aspiración actualmente es la búsqueda de la naturalidad en el resultado, por lo que se evitan puntas excesivamente adelgazadas o levantadas que estuvieron en boga en el pasado y que llevaron a que muchos resultados de rinoplastia dieran lugar a narices que se “notaban” operadas.
La técnica en auge
En el Simposio Anual de Cirugía Facial y Rinoplastia, organizado por la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica el pasado mes de febrero, tratamos de cerca la rinoplastia de preservación junto al cirujano ucraniano Edgar Kaminsky. Pudimos discutir los pasos quirúrgicos y las modificaciones técnicas que es necesario llevar a cabo y que hacen que este nuevo abordaje sea menos invasivo que la rinoplastia convencional y con el que se reduce el tiempo de recuperación, produciendo resultados de una naturalidad excepcional.
La rinoplastia de preservación está en auge debido a sus resultados, sorprendentemente naturales y la rápida recuperación, escasa inflamación y estabilidad del resultado a largo plazo que produce
No hay duda de que este tipo de intervención de nariz está en auge en todo el mundo. Ya en febrero de 2018 propició que la publicación de cirugía plástica estética más importante de la especialidad, el Aesthetic Surgery Journal de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética, incluyera un editorial con el título The Preservation Rhinoplasty: A New Rhinoplasty Revolution. Firmado por el reconocido especialista en rinoplastia de California Rollin Daniel, preveía la importancia que iba a tener y está teniendo dicha técnica en el avance de este campo de la especialidad. También a finales de 2018 se celebró en Estambul el primer congreso internacional de rinoplastia de preservación, el cual convocó a más de 700 especialistas en rinoplastia de todo el mundo, seguramente la reunión científica monográfica más concurrida jamás realizada en torno a un área tan específica como es la rinoplastia estética.
Ventajas frente a la tradicional
Los pacientes idóneos para someterse a esta técnica de rinoplastia son aquellos que no tienen una anchura excesiva del dorso, ni una giba dorsal muy marcada. Además, conviene que no se hayan sometido a una rinoplastia previa, si bien en casos indicados, también es posible emplear técnicas de rinoplastia de preservación en estos casos.
Esta práctica está en auge por dos motivos principales: en primer lugar, la capacidad que tiene de producir resultados sorprendentemente naturales y, en segundo lugar, la rápida recuperación, escasa inflamación y estabilidad del resultado a largo plazo que produce, por lo que los beneficios para el paciente son claros. En un periodo muy corto de tiempo, muchas veces en torno a la semana de la intervención al quitar la férula, se puede volver a realizar una vida normal y aparecer en público sin que se puedan apreciar signos evidentes de haber pasado por quirófano en la mayoría de los pacientes.
Se diferencia de la técnica de rinoplastia abierta tradicional en que no deja cicatriz externa (en la columela) y se conservan todos los ligamentos nasales y la estructura básica del dorso nasal, enderezándolo y dejándolo recto mediante técnicas empleadas por dentro de la nariz en el tabique nasal y “empujándolo” hacia abajo (técnica de push-down). Otra ventaja de la técnica es que permite preservar la estabilidad y proyección de la punta sin tener que aplicar en exceso injertos de cartílago, propios de la rinoplastia estructural, y que tienen el inconveniente de producir a menudo puntas nasales muy rígidas que no son naturales al tacto o movimiento. En cuanto al tiempo de duración de la operación, es similar a una rinoplastia abierta convencional, requiriéndose un instrumental específico para su ejecución.
El principal inconveniente de la técnica es que se requiere de una cierta curva de aprendizaje y de un cambio considerable en muchos conceptos que forman parte de la rinoplastia estructural convencional. Este cambio de filosofía y de abordaje general de la rinoplastia supone sin duda un esfuerzo por parte del especialista. Le exige salirse de su área de confort en un procedimiento ya de por sí muy complejo técnicamente, como es el de llevar acabo con éxito, buenos resultados y de modo predecible una rinoplastia estética. Por ello es necesario proporcionar cursos y congresos específicos como los que realizamos desde AECEP, para que los especialistas puedan mejorar los resultados de sus cirugías con seguridad y confianza, redundando en un beneficio para nuestros pacientes.
Debates y otras novedades
En cuanto a otras novedades que están surgiendo en torno a la rinoplastia, esta generándose mucha discusión en torno a distintos métodos para la realización de uno de los pasos requeridos en la mayoría de los casos de toda intervención de nariz: la fractura de los huesos nasales u osteotomía. Una de las herramientas que se están aplicando para este paso quirúrgico es una sierra vibratoria específica para hueso, que permite disminuir posibles lesiones de la mucosa nasal, pudiendo facilitar también una recuperación posoperatoria más rápida. Su utilización se ha popularizado con el término de rinoplastia ultrasónica o piezoeléctrica. Cabe reseñar que existen formas alternativas de llevar a cabo este paso quirúrgico como la utilización de sierras mecánicas o manuales y de osteotómos que, entre otras ventajas, pueden permitir una menor disección o despegamiento de los tejidos alrededor de la nariz y evitar la necesidad de emplear una técnica abierta. Si bien es cierto que dichos métodos pueden requerir de una mayor destreza quirúrgica y formación del cirujano para ejecutar las osteotomías con igual precisión, hay que enfatizar que, en rinoplastia, los resultados no dependen tanto de la herramienta o el instrumento que se utilice para llevar a cabo uno de los muchos pasos que tiene la intervención, sino de la capacidad técnica, preparación y visión estética del cirujano. Así, al igual que en todo procedimiento quirúrgico, es fundamental acudir a profesionales con una amplia experiencia en cirugía plástica estética y no tanto a centros que puedan disponer de una u otra “máquina” o tecnología. La clave es que el especialista utilice el instrumental y la técnica con la que se encuentre más cómodo para conseguir los mejores resultados posibles en sus manos.
Otra ventaja de la técnica es que permite preservar la estabilidad y proyección de la punta sin tener que aplicar en exceso injertos de cartílago, propios de la rinoplastia estructural
Por último, cabe señalar otras técnicas de rinomodelación, como el ácido hialurónico. Los resultados no son definitivos y requieren de retoques con la infiltración de más producto al menos una o dos veces al año. Hay que precisar que no sustituyen a la cirugía, aunque se pueden producir efectos adecuados en pacientes con alteraciones menores que no se plantean una resolución definitiva mediante una intervención quirúrgica. Es importante someterse a dicho tratamiento por profesionales médicos cualificados para minimizar el riesgo de complicaciones que puedan surgir, preferiblemente después de haber consultado con un cirujano plástico estético que le haya podido orientar sobre las ventajas y desventajas en su caso concreto de llevar a cabo dicho tratamiento con respecto a una rinoplastia convencional.
Dr. Francisco Gómez Bravo
Cirujano plástico, estético y reparador
El Dr. Bravo se convirtió en miembro del Real Colegio de Médicos de Madrid en 1996, llevando a cabo su formación en cirugía plástica en Madrid, Barcelona, París, Londres, Roma y Nueva York.
Tras graduarse como especialista en Cirugía Plástica-Microcirugía en el reconocido Instituto de Cirugía Plástica Reconstructiva del Centro Médico de la Universidad de Nueva York (NYU) y trabajar como especialista en el Centro Médico Erasmus de Rotterdam en Holanda, dirigió el programa docente de cirugía plástica del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid durante diez años, dónde también ejerció como Profesor Asociado en la Universidad Complutense de Madrid.
Francisco Gómez Bravo ha recibido, entre otros, los prestigiosos premios Raymond Vilain de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética y Ralph Millard de la Sociedad Canadiense de Cirujanos Plásticos Estéticos, por sus aportaciones profesionales a la especialidad.
Por último, actualmente es Presidente de la Asociación Española de Cirugía Plástica Estética.
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