Las continuas campañas de publicidad anunciando productos y tratamientos milagrosos para conseguir unos dientes blancos y perfectos, la mitomanía y el afán de mimetismo con las celebrities que presentan unas sonrisas “perfectas” han llevado a muchas personas a sufrir una obsesión por conseguir unos dientes blancos, que los especialistas han bautizado como “blancorexia”. “Las personas que la sufren se someten de forma continua y fuera de todo control médico a supuestos ‘tratamientos’ para conseguir un blanco cada vez más blanco en sus dientes, agrediendo de forma peligrosa a dientes y encías, y causando –en casos extremos- la pérdida de la pieza”, advierte el Dr. Iván Malagón, Odontólogo experto en Ortodoncia y Estética Dental.Iván Malagón ha destacado que la blancorexia “constituye ya un trastorno que merece atención psicológica, como otro tipo de obsesiones, y atención y seguimiento especial por parte de los odontólogos, porque atenta contra la salud de los que la padecen”. Este trastorno “afecta por igual a hombres y mujeres debemos estar alerta en la consulta para poder detectarlo en nuestros pacientes en su fase inicial e intentar reconducirla a tiempo”. “El odontólogo debe saber transmitir a su paciente que no todo es válido ni saludable a la hora de lucir una sonrisa radiante y advertirle de que está poniendo en riesgo su salud dental, haciendo una labor de educación, por ejemplo, explicándoles cómo proteger el color de sus dientes de las agresiones externas”, apunta el Dr. Malagón.
Asimismo, Malagón ha recordado que “las imágenes publicitarias que nos atacan en cualquier soporte y formato han sido retocadas para que esos dientes aparezcan blancos radiantes en una sonrisa artificial y un rostro falsamente ideal. Esto impulsa a seguir supuestos tratamientos en centros no supervisados por un odontólogo y a comprar peligrosos productos supuestamente milagrosos por Internet”.
Malagón ha recordado que “los dientes no son blancos. Ni siquiera cuando somos pequeños y no han sufrido los efectos de nuestros hábitos de vida tienen una tonalidad blanca”. Cada persona tiene una tonalidad en su dentadura que viene marcada por la genética y que, “en el fondo, es la más armónica para sus facciones, sus encías y la tonalidad de su piel”.
“Quizá una parte de la ‘culpa’ la tiene el propio nombre del tratamiento –‘blanqueamiento’-, ya que en realidad no ‘blanqueamos’ los dientes, sino que aclaramos alguna o algunas tonalidades para devolverles un tono parecido a su aspecto original y lograr una sonrisa natural, más sana y armónica con nuestra fisonomía”.
“Actualmente contamos con productos y tratamientos muy seguros en manos de un profesional para aclarar la tonalidad de los dientes afectados por tinciones consecuencia de nuestros hábitos de vida. Pero el uso descontrolado de peróxido de carbamida y de peróxido de hidrógeno en altas concentraciones y de forma continuada, para conseguir un ‘blanco nuclear’, puede atacar al esmalte y a la dentina y profundizar hasta la pulpa dental (donde se albergan los vasos sanguíneos y los nervios del diente) de forma irreversible, y puede provocar quemaduras en las mucosas de la boca y en las encías”. Estas lesiones pueden debilitar el soporte del diente y, finalmente, causar la pérdida de la pieza.
Por todo ello, el Dr. Iván Malagón ha recordado que, a la hora de hacer un blanqueamiento dental, es fundamental acudir a una clínica odontológica especializada en estética dental para que “un profesional realice un estudio personalizado del estado de nuestros dientes y de las causas que han podido modificar su color original. De acuerdo con nuestras características físicas, nos propondrá un tipo de tratamiento que puede incluir un blanqueamiento o el recurso a carillas, si además de blanquear queremos disimular otros problemas estéticos causados por anomalías de la coloración del diente provocadas por algunos medicamentos, como las tetraciclinas”.
Iván Malagón nos recuerda algunos consejos para mantener nuestros dientes blancos:
• Rigurosidad en la higiene, después de cada comida y haciendo uso de la seda dental
• Evitar el tabaco –“nefasto para nuestra boca y el resto de nuestro organismo”-
• Reducir el consumo de:
• Café, té, vino tinto y otras bebidas con un alto contenido en taninos y cromógenos, con un alto poder de tinción.
• Refrescos y bebidas carbonatadas, azucaradas y energéticas.
• Frutas y verduras de color intenso, cuyo pigmento se adhiere al esmalte.
• Salsas como el Ketchup, la de soja y el vinagre balsámico.
“La mayoría de estos alimentos y bebidas tienen que estar presentes en nuestra dieta, por lo que es imprescindible una higiene completa y rigurosa”, concluye Malagón.
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