La cirugía estética de la nariz constituye el 20 por ciento de las intervenciones solicitadas hoy en día, según datos facilitados por la SECPRE. Para su presidente, el Dr. Chamosa, “ha dejado de ser una técnica radical y agresiva para convertirse en un procedimiento que no busca la transformación, sino la armonía del conjunto facial”. Largamente practicada, la Rinoplastia puede realizarse abierta o cerrada, dos criterios para su abordaje, cuya elección es objeto de una controversia aún por resolver, entre la comunidad científica.
La intervención
Existen especialistas que prefieren la Rinoplastia Abierta, con apertura entre las dos fosas (columela), pero hay otros que se inclinan por la Rinoplastia Cerrada, con las incisiones de acceso dentro de ellas. La primera resulta más precisa por mantener las estructuras internas a la vista. La segunda permite una recuperación más rápida y más cómoda para el paciente. Cualquiera de ellas permite los siguientes procedimientos:
Corrección del caballete: conseguir un tabique recto pasa por limar la protuberancia del hueso, cuyo polvillo va aspirándose durante el proceso. La técnica, que no es una ciencia exacta, depende con mucho de la habilidad del cirujano, ya que va viendo los resultados a medida que trabaja.
Corrección de la punta: entraña mayor dificultad que la corrección del dorso, por la meticulosidad (en milímetros) que se requiere para remodelar los cartílagos de la punta. La rectificación se realiza eliminando pequeños fragmentos de cartílago o realizando algún punto interno que modifique su curvatura.
Corrección del tabique: el tabique es una lámina vertical de cartílago, que está tapizada por mucosa y que separa las fosas nasales desde el caballete hasta las vegetaciones. Si está quebrado por un golpe, la intervención con- siste en despegar la mucosa y eliminar el trozo afectado, que regenerará recto y por sí solo, en unos pocos meses.
Duración: una hora aproximadamente, si se aborda uno de los aspectos mencionados. Hora y media, si se realizan las tres intervenciones en un solo acto quirúrgico.
Anestesia: local con sedación intravenosa. Este tipo de anestesia tiene menos posibilidades de generar hematomas en los párpados y ejerce menor presión psicológica sobre el paciente.
Hospitalización: generalmente se pasa una noche en el hospital, aunque si se utiliza anestesia local, solo es necesario estar unas horas en el hospital de día.
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