Los grandes olvidados en el tratamiento médico-estético: cuello, escote y manos

Por la Dra. Esther Mayol

La mayoría de las personas dan mucha importancia al cuidado facial, pero descuidan otras zonas como el cuello y el escote que, junto a las manos, son los principales delatores de la edad. Estas áreas envejecen más rápido que la cara debido a las características particulares que tienen: su piel es más fina y sensible, estando tan expuesta o más a los agentes externos; además de que, en particular, la piel del dorso de las manos puede sufrir agresiones por productos de limpieza cuando no se protegen con guantes adecuados. Por otra parte, es frecuente que los pacientes solo cuiden la cara, olvidándose de cremas específicas para el resto de la piel o de extender el protector solar a las zonas mencionadas.

Causas de envejecimiento

La disminución de colágeno y elastina, fundamentales para mantener la firmeza y la elasticidad de la piel, es un hecho que acompaña a la piel sea cual sea localización. Esta pérdida de elasticidad, que se ve agravada en una piel más delgada y con menos elementos celulares y glandulares, acelerará también la formación de arrugas.

Es sabido que la exposición solar es otro de los principales factores que contribuye al envejecimiento cutáneo; los rayos ultravioleta (UV) descomponen el colágeno y la elastina en la piel1. Además, intervienen otras longitudes de onda del espectro, como el azul cercano y la radiación infrarroja (IR)2.

La genética juega un papel determinante en el deterioro de la piel. El propio ADN, el acortamiento de los telómeros y el control del daño oxidativo se invocan como responsables de la respuesta cutánea ante el envejecimiento fisiológico y las agresiones del medio ambiente3,4.

Las alteraciones hormonales, especialmente en la mujer, inducidas por el embarazo, la lactancia o la menopausia, influyen en la respuesta cutánea a lo largo del tiempo. En ese sentido, el devenir de la edad conlleva una pérdida de grasa subcutánea que, unida a la pérdida de ácido hialurónico, condiciona aún más el adelgazamiento cutáneo en cuello, escote y manos, propiciando la flacidez y la formación de arrugas.

El estilo de vida, como los cambios de peso debidos a una inadecuada alimentación o la introducción de determinados alimentos excesivamente procesados; el tabaquismo, la falta de sueño y el estrés crónico contribuyen a acelerar el proceso de envejecimiento de la piel5. Sin olvidarnos de los denominados disruptores endocrinos6.

En el caso del cuello, los movimientos repetitivos, como doblar la cabeza hacia adelante para mirar dispositivos electrónicos, las malas posturas que se adoptan al dormir o en trabajo, o incluso el tipo de sujetador que utiliza la mujer, contribuyen al desarrollo y agravamiento de las arrugas. Lo mismo cabe ampliar cuando son las manos las que se emplean de forma inadecuada, con un uso excesivo del móvil, teclados o trabajos reiterativos.

Signos locales de envejecimiento

El envejecimiento en estas áreas se manifiesta principalmente en siete signos.

① Color

El tono desigual en la piel según el pigmento responsable permite clasificarlas como sigue:

Hiperpigmentaciones. Se producen cuando la melanina se acumula, dando lugar a los diferentes lentigos solares y seniles, que requieren diagnóstico experto7. Otras aparecen por emplear productos fotosensibilizantes, como perfumes, o por la ingesta de medicamentos, tales como anticonceptivos orales, antihistamínicos, antibióticos, antidepresivos o corticoides. También los procesos que cursan con inflamación, acné o determinados eccemas, pueden acabar con pigmentaciones en cualquier zona del cuerpo, aunque no haya habido exposición solar8.

Hipopigmentaciones. Suelen aparecer por disminución de la producción de melanina, como las manchas blanquecinas debidas, curiosamente, a la exposición solar crónica. En otras ocasiones son consecuencia de cicatrices o quemaduras intensas9.

Vasculares. Se deben a la dilatación de los vasos sanguíneos superficiales. Pueden ser congénitas, como las manchas en color vino de Oporto, o adquiridas, como los angiomas rubí o las telangiectasias iniciales de la rosácea10.

➤ Otras lesiones dermatológicas que deben tenerse en cuenta son las que se elevan sobre la piel, con cambios de coloración, rugosidad o descamación, como los acrocordones o fibromas, las queratosis seborreicas y actínicas; los nevus, pigmentarios o no, y las verrugas vulgares11.

Los cambios de peso, el tabaquismo, la falta de sueño y el estrés crónico contribuyen a acelerar el proceso de envejecimiento de la piel

② Alteraciones de la textura cutánea

La piel del cuello, el escote y las manos es más susceptible a la deshidratación, debido al menor número de glándulas pilosebáceas. Con el envejecimiento, al perder su capacidad de retener la humedad, y con la disminución del colágeno, la piel se vuelve más quebradiza, quedando áspera y seca al tacto; las arrugas y líneas se pronuncian más y aparece un tono desigual, con zonas opacas carentes de brillo.

③ Arrugas y surcos

Las arrugas y surcos son consecuencia natural del proceso de envejecimiento, ya que la pérdida de elasticidad hace que la piel del cuello se vuelva más flácida, lo que conduce a la formación de arrugas.

La piel del cuello, concretamente, desarrolla varios tipos de arrugas diferentes. Las arrugas horizontales o llamadas también en “collar de Venus”, vienen determinadas familiar o genéticamente, y pueden formarse incluso desde la infancia e ir haciéndose más profundas. A menudo se forman en la parte posterior del cuello y se extienden hacia adelante a modo de collar, de ahí el nombre.

Las arrugas verticales del cuello son pliegues o arrugas que se forman en la parte delantera de este, especialmente cuando la piel es más flácida debido al envejecimiento o a la pérdida de grasa subcutánea, lo que causa que la piel cuelgue y forme estos pliegues.

Las líneas muy finas están relacionadas con los cambios hormonales que se producen en la menopausia y que se deben al adelgazamiento y pérdida de la flexibilidad de la piel. Y, por último, las de la base del cuello son provocadas, principalmente, por el exceso de sol.

En el escote tenemos también líneas finas y arrugas verticales, más evidentes entre los senos debidas a la presión que se ejerce sobre la zona al dormir de lado. En las manos podemos encontrar líneas finas.

④ Flacidez

Se caracteriza por una pérdida de elasticidad, dando una apariencia laxa a la piel, que puede colgar, especialmente cuando se inclina la cabeza hacia abajo. Pueden aparecer arrugas verticales u horizontales y un acúmulo de grasa que, por la pérdida de firmeza en esa zona, pueden llevar a la formación de un doble mentón o papada. Hay una pérdida de definición de la línea del contorno mandibular entre la cara y el cuello, pudiendo fusionarse visualmente.

⑤ Volumen

Otro de los signos que preocupan bastante es la papada, que se forma por una acumulación de grasa debajo de la barbilla acompañada de falta de tono muscular, y que contribuye también a una pérdida de definición del contorno facial.

⑥ Bandas platismales

Son unas bandas visibles en la parte anterior del cuello que se producen por el aumento del tono muscular del platisma, pérdida de elasticidad de la piel y por la redistribución o cambios en el tejido graso.

⑦ Venas, tendones y ligamentos

Las manos son uno de los principales indicadores de envejecimiento. Con el tiempo, la piel se va haciendo más fina, hay una pérdida de grasa subcutánea, con lo que empieza a hacerse visible su estructura ósea, las venas y los tendones.

Además, la acumulación de daño solar a lo largo de los años también puede contribuir a la fragilidad de la piel y la aparición de manchas. La genética y el proceso natural de envejecimiento de la piel también pueden desempeñar un papel adicional.

Qué desean los pacientes

El motivo de consulta más común para mejorar el aspecto del cuello suele ser la flacidez, luego las arrugas, y finalmente la papada.

La eliminación de manchas, lesiones vasculares y otras lesiones pigmentarias suelen ser el motivo más frecuente a nivel del escote y dorso de las manos, ya que son zonas muy fotoexpuestas y, por tanto, propensas al daño actínico.

Las arrugas y líneas finas en el cuello y el escote, especialmente entre los senos, también son una preocupación estética común.

En las manos, lo que más demandan es la hidratación y relleno para disimular los tendones y venas visibles.

¿Qué nos piden los pacientes más frecuentemente? Por orden, lo que más preocupa a los pacientes es mejorar el cuello, en especial, la flacidez cutánea.

En segundo lugar, piden corregir el escote, ya sea por las discromías o mejora de la textura y arrugas.

Lo que menos piden los pacientes es el rejuvenecimiento de las manos, que quizás es la más olvidada respecto de las otras zonas.

Y, ¿quién nos lo pide? En un 95 % son mujeres con una edad en torno a los 50-70 años; son las más propensas a buscar tratamientos para mejorar estos signos de envejecimiento, ya que a menudo usan ropa que expone esta área y son conscientes de la importancia de rejuvenecerla. En casos excepcionales son aquellas pacientes que buscan el rejuvenecimiento facial completo; es decir, que buscan tratamientos en el cuello, escote y manos como parte de un enfoque integral de rejuvenecimiento facial. Quieren mantener una apariencia coherente y joven en estas áreas para complementar su apariencia facial en general.

Pacientes con cambios de peso significativos, ya sea pérdida o ganancia, pueden notar cambios en la apariencia de su cuello por flacidez, arrugas y papada y buscar tratamientos para restaurar la firmeza.

Lo que más piden las pacientes es mejorar el cuello; en especial, la flacidez cutánea. En segundo lugar, desean corregir las discromías o la textura y arrugas del escote

Las preocupaciones estéticas en el cuello pueden afectar a la autoestima. Por lo tanto, cualquier persona que desee mejorar su apariencia y confianza puede buscar tratamientos para esa zona. En última instancia, la decisión que mueve a las pacientes es la de mejorar el aspecto.

Expectativas y diagnóstico

Lo primero que debemos hacer cuando un paciente entra en la consulta es realizar una historia clínica detallada: recoger antecedentes, hábitos de estilo de vida, como el tipo de alimentación, cambios de peso y tóxicos, en especial, el consumo de tabaco; tratamientos previos y grado de exposición solar.

Debemos gestionar las expectativas, preguntarles a los pacientes qué es lo que esperan mejorar, qué opciones de tratamiento les podemos ofrecer, qué resultados realistas podemos obtener y qué cuidados postratamiento debe realizar.

A nivel del cuello, debemos prestar atención y valorar el tercio inferior de la cara, como son la línea mandibular y el mentón, porque al estar conectados anatómicamente, los tratamientos en esta zona pueden complementar y mejorar los que realicemos a nivel de cuello.

En las manos, conocer la profesión de la paciente es importante para valorar la causa (si utilizan productos químicos, trabajan al aire libre o desempeñan tareas que implican un mayor riesgo de lesiones en la piel). Debemos darles unas recomendaciones personalizadas antes y después de los tratamientos: plantearles alternativas para corregir, pero también prevenir el daño prematuro.

En base a la historia clínica y las expectativas, que pueden variar según sus necesidades y objetivos, debemos evaluar de forma individualizada a cada paciente, personalizando el mejor abordaje para cada caso. Los pacientes esperan que los tratamientos les ayuden a sentirse más seguros y satisfechos con su apariencia, lo que puede tener un impacto positivo en su bienestar emocional y su calidad de vida.

A nivel del cuello, debemos prestar especial atención y valorar el tercio inferior de la cara, como son la línea mandibular y el mentón

Abordaje terapéutico

Disponemos de un arsenal de tratamientos para el rejuvenecimiento de la piel del cuello, escote y manos diseñados para abordar los inestetismos, y que habitualmente suelen confluir. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen:

✔ Los tratamientos con láser, como el láser de CO2 fraccional o el láser de erbio, pueden mejorar la textura de la piel, reducir las arrugas y estimular la producción de colágeno. Estos procedimientos pueden utilizarse tanto en el cuello como en escote y manos.

✔ La radiofrecuencia es un tratamiento no invasivo que puede ayudar a tensar la piel en las tres áreas. Estimula la producción de colágeno y mejora la firmeza de la piel.

✔ Los rellenos dérmicos, como el ácido hialurónico, pueden utilizarse para rellenar arrugas y líneas finas en el cuello y el escote, proporcionando un aspecto más juvenil. También se pueden utilizar en las manos para mejorar la apariencia de las venas y el adelgazamiento de la piel.

✔ Los peelings químicos pueden mejorar la textura de la piel y reducir las manchas en estas zonas. Los tipos de peeling varían en intensidad, desde superficiales hasta profundos, según las necesidades del paciente.

✔ La microdermoabrasión es un tratamiento no invasivo que exfolia la capa superior de la piel, mejorando la textura y el tono de la piel en estas áreas.

✔ La mesoterapia implica inyectar pequeñas cantidades de sustancias nutritivas y revitalizantes directamente en la piel. Puede mejorar la hidratación y la apariencia de la piel en cuello, escote y manos.

✔ La IPL se utiliza para tratar manchas solares y daño cutáneo en estas áreas. También puede ayudar a mejorar la textura y el tono de la piel.

✔ El uso regular de productos de cuidado de la piel específicos, como cremas hidratantes, protectores solares y productos con ingredientes activos, puede ayudar a mantener la piel saludable.

Los tratamientos no invasivos individuales de estas zonas pueden ser insuficientes, por lo que, para conseguir resultados visibles y satisfactorios, la solución es realizar tratamientos combinados.

Es crucial establecer expectativas realistas respecto a los resultados obtenidos con los tratamientos, ya que estas áreas pueden mostrar mejoras notables, pero no siempre se logran

Consejos de interés

La prevención temprana del envejecimiento es un enfoque integral para mantener la piel saludable y retrasar los signos del envejecimiento.

La protección solar es esencial. Es ideal que sea de amplio espectro, con SPF adecuado, y ha de reaplicarse regularmente. Asimismo, hay que mantener la piel bien hidratada, con cremas hidratantes y tratamientos tópicos específicos. Seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes, vitaminas y minerales es fundamental, evitando el exceso de peso y cambios en él. Podemos ayudar prescribiendo suplementos de micronutrición oral con preparados de ácido hialurónico, colágeno oral y otros.

Evitar fumar, porque el tabaco acelera el envejecimiento de la piel, así como gestionar el estrés crónico, que puede afectar también negativamente.

Mantener buenas posturas para evitar la formación de pliegues y arrugas debido a la posición constante de la cabeza hacia abajo o al dormir. Hacer ejercicios de tonificación muscular en el cuello y la mandíbula para fortalecer los músculos y ayudar a tensar la piel en la zona. Recomendar la realización de tratamientos médico-estéticos de prevención, tratamiento y mantenimiento.

La aplicación de tratamientos combinados se destaca como un enfoque eficaz para obtener mejores resultados. Es crucial establecer expectativas realistas respecto a los resultados obtenidos con los tratamientos, ya que estas áreas –en especial, el cuello– pueden mostrar mejoras notables, pero no siempre llegan a lograrse.

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