Dando a conocer la U.48

U.48

¿Qué podemos hacer, a título individual, para frenar el intrusismo en Medicina Estética? Podemos empezar por la vía de la prevención: dar herramientas al paciente para que sepa identificar dónde y con quién realizarse un tratamiento de medicina estética con garantías. El Dr. Eduardo de Frutos, secretario general de la SEME y responsable de la comisión de intrusismo, nos indica con más detalles cómo hacerlo.

La última radiografía del sector elaborada por la Sociedad Española de Medicina Estética nos dejaba un dato inquietante: el 15 % de los pacientes que acuden a las consultas de sus miembros han sido víctimas de intrusismo, es decir, van a la clínica médico-estética tras ser atendidos, en otro sitio, por una persona no autorizada. No obstante, es el grueso incuantificable, el que queda anónimo y fuera de los porcentajes, el verdaderamente preocupante.

Las mil caras del intrusismo

En el desayuno informativo en el que los medios de comunicación conocimos estos datos pudimos hablar con varios de los miembros de la junta directiva de SEME, que arrojaron luz sobre los pormenores que hacen de este tema un asunto tan complejo de abordar. Empezando por entender que el intrusismo tiene muchas caras. Por ejemplo, en muchas ocasiones, los pacientes vienen de haber sido tratados por alguien de su relativa confianza, profesionales de otros sectores (no sanitarios) que conocen desde hace tiempo, o de toda la vida.

Esta familiaridad lleva al paciente a bajar la guardia, a confiarse o dejarse llevar a la hora de hacerse un tratamiento con alguien que no está ni capacitado ni debidamente cualificado para ello y, cuando sale mal, esta familiaridad también les dificulta (o les impide) denunciar. Además, hay que añadir un toque de culpa, de vergüenza del paciente, porque sabe que, en última instancia, ha sido, también, una falta de responsabilidad por su parte.

Tanto de cara a este tipo de casos, como de cara al intrusismo más sonado, el primero que se nos viene a la cabeza, el que protagoniza los casos más dramáticos y que más repercusión y eco tiene, una de las vías que necesariamente hemos de trabajar con ahínco (desde el sector médico y el de la prensa, en colaboración) es el preventivo: la concienciación.

Hablamos con el Dr. Eduardo de Frutos sobre cómo hacerlo: cómo enseñar a los pacientes a identificar los centros con garantías de poder ejercer la Medicina Estética, cómo animarles a buscar información o, incluso, zafarse de los reparos que le llevan a no pedirla o exigirla. También, qué pueden o deben hacer los médicos a título personal. Esta conversación, por esta vez, debe ir encaminada a que menos pacientes acudan a vuestras clínicas.

Dr. Eduardo de Frutos, secretario general de la SEME y responsable de la comisión de intrusismo

Pregunta- Nos decía el Dr. Sergio Fernández en el último desayuno informativo de SEME que el primer factor que, a menudo, lleva a un paciente a elegir dónde quiere hacerse un tratamiento es el precio. Después, quizá se deje llevar porque le tratan bien, le dan confianza, es un espacio bonito… ¿Cuál debería ser el primer factor que realmente deberían valorar los pacientes? Todos esos otros factores “emocionales” o subjetivos, ¿deben importar?

Respuesta- Sin duda alguna, todos somos humanos y nos solemos dejar llevar por las emociones. Pero también tenemos que aportar al paciente ciertas pistas (o datos más objetivos) para que no caiga en ese tipo de trampas. ¿Cómo distinguir un centro legal de medicina estética de uno ilegal? Todos solemos tener dos diplomas muy visibles: la licencia de Sanidad en la sala de espera y el título de Médico en nuestra consulta.

Sin embargo, si queremos saber un poco más, hay que preguntar por la unidad U.48, que es la licencia específica para ejercer Medicina Estética en una clínica.

P.- El último informe de SEME dejaba datos alarmantes. Solo 2 de cada 10 usuarios piden el número colegial a la persona que tiene que realizarle el tratamiento. ¿En qué momento del proceso previo al tratamiento debería el paciente hacer esto? ¿Cómo es este número, cómo reconocerlo?

R.- Efectivamente, es muy raro que un paciente solicite este tipo de datos, pues puede resultarle violento. La mejor manera de comprobarlo (y, además, discreta) es buscarlo en la página web del colegio correspondiente a la provincia en la que ejerce ese médico. Suele haber un buscador con el epígrafe “Búsqueda pública de colegiados”.

P.- Puede pasar que un paciente entre en una clínica médica general, o de fisioterapia, y piense que pueden hacerle un tratamiento médico-estético. Incluso que pida el número colegial y se lo den, porque sí que son médicos. ¿Cómo deben asegurarse de que pueden ejercer la medicina estética?

R.- Tener una licencia de Sanidad no significa que se puedan realizar en ese centro todo tipo de actos médicos. Existen las unidades asistenciales específicas para cada especialidad, y la unidad específica de la Medicina Estética es la U.48, que se distingue claramente de otras unidades asistenciales como Dermatología, Cirugía Plástica o Medicina General, que son diferentes. Desde SEME nos parece muy importante dar a conocer esta unidad U.48. De hecho, algunos médicos estéticos ya lo estamos reflejando en nuestras páginas web.

“Es muy raro que un paciente solicite este tipo de datos, pues puede resultarle violento. La mejor manera de comprobarlo (y, además, discreta) es buscarlo en la página web del colegio
correspondiente”

P.- ¿Qué implica tener la U.48? (actos o servicios que pueden realizarse, material del que se dispone, etc.).

R.- La unidad U.48 la conceden las consejerías de Sanidad de las distintas comunidades autónomas, por lo que puede haber pequeñas diferencias en sus requisitos. Suele englobar toda la cartera de servicios que incluye el Libro blanco de SEME, exceptuando los actos quirúrgicos, y recomienda un botiquín de Urgencias que nos permita tratar los efectos adversos asociados a este tipo de tratamientos. La mayoría son poco frecuentes, pero tenemos que estar preparados para el peor escenario. Estamos trabajando activamente con la AEMPS para poder incluir la hialuronidasa en esta lista de material y fármacos.

P.- ¿Qué más datos tiene que solicitar el paciente a la clínica? ¿Deben estar visibles?

R.- Cuando Sanidad nos concede una licencia de apertura de la clínica, suelen aportar una tarjeta acreditativa que queda expuesta en la recepción o en la sala de espera. En dicha tarjeta se especifica la oferta asistencial del centro, es decir, las distintas unidades asistenciales que se han autorizado. Puede ser solo la U.48 o puede combinarse con otras especialidades (a veces, hay varios especialistas trabajando en el mismo centro).

P.- Para resumir: ¿cuál debería ser el paso a paso que debe seguir el paciente para asegurarse de que la clínica o el facultativo que le atiende está cualificado para hacerle un tratamiento médico-estético?

R.- El primer paso que hacen casi todos los pacientes es buscar información en Internet. Si el centro es legal, su página web suele dar bastantes pistas: no hay secretismo en los datos de contacto, refleja claramente la dirección de la clínica y comparte el número de registro de la consejería de Sanidad correspondiente. Además, se puede buscar al profesional en el colegio de médicos de su provincia, para comprobar su número de colegiado. Al llegar a la clínica, debe localizar de forma visible la tarjeta acreditativa de Sanidad y puede solicitar la titulación del profesional que va a realizar el procedimiento.

P.- Este reportaje se dirige a los profesionales, no a los pacientes. Por tanto, ¿qué pueden hacer los profesionales con esta información? ¿Cómo pueden ellos educar o concienciar a los pacientes si aún no han llegado a ellos?

R.- Sin duda, lo más importante que podemos hacer todos a nivel individual es ayudar a difundir esta información a los pacientes. Creo que una parte importante del intrusismo se debe a pacientes que no están bien informadas. No tengamos miedo de compartir nuestros datos, tanto en la web, en la propia clínica o en las redes sociales. Nuestro título de médico debe formar parte de nuestra marca personal.

P.- Todas las preguntas anteriores iban encaminadas a concienciar sobre cómo identificar a un profesional de medicina estética. Sin embargo, como comenzamos diciendo en el artículo, hay otra situación frecuente: que los pacientes sepan perfectamente que quien les atiende no es médico (es su “fisio”, su profesional de estética…), pero, aún así, se “fíen”. ¿En qué medida ocurre esta situación y cómo debe ser la concienciación en este caso?

R.- Esto es muy difícil de combatir. En realidad, debemos contar con todos los medios de comunicación para dar a conocer los riesgos que entraña cualquier procedimiento médico. Quizá tenemos algo de culpa nosotros también, ya que a veces hemos banalizado la medicina estética para quitarle miedo al paciente. Pero la verdad es que, si no te pones en buenas manos, un procedimiento de medicina estética (ácido hialurónico, eliminación de manchas, mesoterapia…) puede dejar secuelas permanentes, e incluso provocar la muerte.

El médico, con formación específica en Medicina Estética, es el único profesional suficientemente preparado (por sus conocimientos de anatomía, fisiología, farmacología y experiencia clínica) para administrar este tipo de tratamientos con seguridad y tratar los efectos adversos cuando estos se presenten.

P.- Otro de los problemas que destacaban en su desayuno informativo (derivado a menudo de la situación anterior) es que muchos pacientes, a pesar de que hayan sufrido las consecuencias del intrusismo, no quieren denunciar. ¿Por qué no?

R.- Es habitual que este tipo de pacientes sufran secuelas que no son permanentes y quieran olvidar ese episodio. A veces, han acudido a un centro ilegal por recomendación de una amiga y no quieren meterse en líos…

“Lo más importante que podemos hacer todos a nivel individual es ayudar a difundir esta información a los pacientes”

P.- ¿Por qué deberían hacerlo? Y, ¿cómo concienciarles de la necesidad de hacerlo?

R.- Yo creo que todos deberíamos estar concienciados por civismo, para evitar que otras personas sufran las consecuencias de una mala actuación profesional. Los médicos solemos ver el intrusismo como un agravio contra nuestra profesión, pero sobre todo es un peligro para la sociedad.

P.- ¿Cómo deben hacerlo; cuáles son las vías y los pasos a seguir? ¿Deben dar sus datos o puede ser anónimo?

R.- Es difícil poder actuar contra este tipo de delitos. A veces se desarrollan en un domicilio privado y solo con pruebas muy sólidas la Policía puede actuar. La primera recomendación para pacientes que hayan sufrido personalmente las consecuencias del intrusismo es que lo denuncien directamente a una comisaría de Policía. Posteriormente, pueden pedir ayuda a la SEME, ya que podemos personarnos en la querella como acusación popular.

P.- ¿Hay una última vía de concienciación, quizá hacia las propias personas que ejercen ese intrusismo?

R.- Eso sería lo ideal. Ojalá los profesionales que ejercen ese intrusismo se dieran cuenta del riesgo que corren sus clientes y tuvieran la suficiente responsabilidad para dejarlo, pero suele ser gente de pocos escrúpulos. En realidad, hay 3 actores principales en este tema: los propios profesionales que realizan tratamientos médicos sin ser médicos, los pacientes que recurren a sus servicios, a veces por imprudencia y otras veces por falta de información, y las administraciones públicas, que deberían tomar más en serio estas denuncias.