LA CIRUGÍA ESTÉTICA RESISTE FRENTE A LA COVID19

Resiste y gana, echando mano de la expresión popular. Las cirugías relacionadas con el embellecimiento corporal o la eliminación de algún defecto estético han tenido sus quirófanos llenos durante el pasado mes de agosto y con vistas en septiembre. La crisis sanitaria asociada a la pandemia no ha afectado a los profesionales de largo recorrido, con consultas consolidadas y que conservan pacientes desde hace incluso décadas.

Es más, según cuenta Moisés Martín Anaya, cirujano plástico con clínica propia en Madrid, se han incrementado las primeras consultas. Es decir, acuden más personas por primera vez para un contacto inicial en el que se informan a la vez que se someten a un primer examen de la zona a tratar.

Detrás de este incremento de citas iniciales se encuentra el verano de la nueva normalidad, en el que muchos veraneantes han dejado de serlo. Es decir, se han quedado en casa para evitar riesgos innecesarios y han invertido el gasto planeado en otros asuntos, como es el caso de la cirugía estética.

El teletrabajo, por otro lado, facilita la recuperación postoperatorio, señala el doctor Martín Anaya. Sin prisa para volver a las oficinas, los pacientes se operan con mayor tranquilidad sin tener que preocuparse por acudir a posibles curas, revisiones o simplemente por el curso lógico de la cicatrización e inflamación propias de la cirugía.

Además, y en este sentido, el cirujano estético quiere ser rotundo y contundente, los pacientes se sienten muy seguros en los entornos sanitarios, en los que se están tomando todas las precauciones en relación a la covid19 y en los que los protocolos se cumplen estrictamente para garantizar la salud de médicos y pacientes.

¿Lo más demandado? Lo habitual, la cirugía de la mama, que engloba el aumento, la elevación y la reducción del pecho femenino, la liposucción y la blefaroplastia, operación esta última que se ocupa de embellecer la mirada. No tanto por favorecerla ahora que con la mascarilla es la parte del rostro visible, sino por los problemas de siempre: ojeras y bolsas en los párpados.

En el futuro inmediato, y a pesar de esas agendas llenas de cirugías ya programadas, la incertidumbre para un sector que dependerá de esa posible segunda oleada de covid19, finaliza el experto. Con la proliferación de los rebrotes, todo dependerá del posible cierre de quirófanos y demanda de la sanidad pública de equipos y profesionales para frenar una escalada violenta de contagios e ingresos.