Comidas fuera de casa y más copiosas, aumento de la ingesta de alcohol y abuso de grasas y dulces pasan factura tras el verano en forma de kilos de más: los españoles engordamos entre 2 y 5 kilos cada verano. Perderlos con dietas rápidas, proteicas y en régimen de ayuno o semiayuno es la opción más seguida pero la menos efectiva.Según los expertos de Adelgar, bajar de forma rápida los kilos de más que nos dejan las vacaciones provoca un efecto metabólico de reducción de masa corporal pero no de porcentaje de grasa, lo que a medio y largo plazo favorece que subamos de peso con más facilidad.
Frente a ello, Adelgar propone el siguiente “decálogo de buenas prácticas de adelgazamiento”:
1. Aumentar la cantidad de agua ingerida para favorecer la expulsión de toxinas por los riñones (entre 1,5 y 2 litros diarios). Los refrescos light o sin azúcar también son una buena opción para seguir disfrutando de las terrazas en el final del verano sin un aporte calórico extra.
2. Realizar cinco ingestas diarias: no hay que saltarse desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.
3. Cuidar el consumo de alcohol, grasas animales, proteínas animales, azúcares, harinas refinadas, alimentos procesados y lácteos.
4. El consumo de frutas y vegetales por su alto contenido en agua y sus propiedades fotoquímicas aumenta la producción de orina y favorece la función renal, lo que ayuda a limpiar el organismo. Fresas, pepino, melón, alcachofa, espárragos y piña son alimentos muy diuréticos que ayudan en esta misión. La lechuga, en cambio, se desaconseja para personas propensas a tener gases o hinchazón de abdomen, aunque también tenga un efecto diurético.
5. Limitar el consumo de sal, así como los alimentos ricos en ella: embutidos, conservas, ahumados, sopas preparadas, etc.
6. Apostar por proteínas vegetales como legumbres, tofu, seitán o quinoa.
7. Calmar el hambre entre horas con infusiones diuréticas como el té verde o la cola de caballo. El cardo mariano y el boldo son buenas opciones para eliminar toxinas porque favorecen la función del hígado y la vesícula biliar, los órganos que debemos depurar para perder peso.
8. Mantener actividad física diaria, aunque sea ligera, como caminar.
9. Estabilizar los resultados conseguidos con tratamientos reafirmantes, que enriquecen los tejidos flácidos dándoles más firmeza y elasticidad.
10. Ayudarse de tratamientos como la crioterapia y la lipoterapia para deshacerse de la grasa acumulada que no logramos perder con la dieta ni con el ejercicio. Con estos métodos se trabaja el sistema termorregulador y se eliminan las células que almacenan energía en forma de grasa.
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