Trasplante capilar: posibles efectos secundarios y complicaciones

Trasplante bajo riesgo pero posible
Trasplante bajo riesgo pero posible

La cirugía de trasplante capilar es un procedimiento considerado de bajo riesgo, seguro y eficaz. Pero, como cualquier procedimiento quirúrgico, puede presentar efectos secundarios y complicaciones

Por la Dra. Ximena Vila.

A pesar de que la cirugía de trasplante capilar se considera un procedimiento seguro y de bajo riesgo, puede conllevar sucesos indeseados, como en cualquier otra intervención, especialmente quirúrgica. Hay veces en que dichos efectos adversos estarán ligados exclusivamente al procedimiento en sí, y en otras muchas ocasiones variarán de persona a persona, según condiciones médicas preexistentes del paciente o por el mero hecho de que cada organismo puede reaccionar diferente ante un mismo estímulo.

Qué, y en qué momento

La Organización Mundial de la Salud (OMS) marca la diferencia entre efecto secundario, al que define como un “evento no deseado, de connotación generalmente negativa, causado por el mismo procedimiento quirúrgico y/o administración de un fármaco”; y complicación, que se trataría de un “agravamiento de una enfermedad o procedimiento médico/quirúrgico con una patología intercurrente, que puede aparecer con relación causal más o menos directa con el diagnóstico o el tratamiento aplicado”.

En cirugía capilar, la “enfermedad” es habitualmente la alopecia androgenética del paciente, aunque puede tratarse también de una cicatriz o alguna alopecia cicatricial que tenga indicación de reparación quirúrgica.

Los efectos secundarios o complicaciones pueden derivarse de cualquiera de las fases del trasplante capilar, que podríamos dividir en:

  • Fase de extracción: en la cual se extraen las unidades foliculares de su zona donante, sea bien cuero cabelludo, barba y otras partes del cuerpo. Puede ser realizado mediante dos técnicas: tira/FUT (follicular unit transplantation) o FUE (follicular unit excision).
  • Fase de implantación: consta de la colocación de las unidades en su zona receptora, una área carente de pelo o con déficit de densidad, sea en cuero cabelludo, barba, cicatriz, etc.

Además, también pueden derivarse efectos secundarios y complicaciones de la anestesia requerida para el trasplante, que puede ser:

  • Local: insensibilidad localizada del dolor.
  • Sedación: paciente somnoliento, pero consciente, y capaz de mantener su propia respiración.
  • General: analgesia, amnesia, inmovilidad e hipnosis.

La cirugía capilar es un procedimiento de larga duración y mínimamente invasivo, por lo que lo más frecuente es que sea realizado bajo anestesia local o sedación, según preferencia del cirujano o condiciones específicas del paciente.

Por tanto, podríamos dividir los efectos secundarios y complicaciones provenientes de la intervención en:

  1. Inherentes al trasplante
  2. Derivados de la anestesia

Durante el trasplante

Efectos secundarios

Tras realizarse un trasplante capilar, los efectos secundarios más frecuentes son:

  1. Dolor. Es normal experimentar algo de dolor tanto en la zona donante como en la receptora. Generalmente se controla con analgésicos tales como paracetamol o ibuprofeno.
  2. Inflamación en frente y periorbitaria. Es muy frecuente, y está causada tanto por la colocación de la anestesia como por el propio tejido en su proceso de cicatrización (fig. 1).
  3. Hematomas. Menos frecuentes, pero pueden aparecer tanto en zona receptora como donante, así como también en los puntos de anestesia (bloqueos). Remiten solos y sin necesidad de tratamiento específico alguno.
  4. Picores. Más frecuentes en la zona donante, debidos a la propia cicatrización. Suelen responder bien a analgésicos en caso de ser muy intensos, y en raras ocasiones se requiere de antihistamínicos para mejorar la sintomatología.
  5. Entumecimiento u hormigueo en la zona receptora o donante. No suele ser muy intenso ni prolongado; remite generalmente hacia la segunda semana, pero se han llegado a ver casos en los que la recuperación ha llevado hasta 4-6 meses.
  6. Shedding o shock-loss. Pérdida transitoria del pelo trasplantado; esperado y normal, observando su inicio de crecimiento transcurridos unos 4 meses, aproximadamente
Fig. 1. Inflamación de frente y párpados, 24 horas postrasplante de zona frontal

Complicaciones.

  1. Infección-foliculitis. Poco frecuente. Es importante su detección precoz para instaurar el tratamiento antibiótico adecuado y no comprometer la supervivencia del trasplante (fig. 2).
  2. Necrosis. Muy poco frecuente. Consecuencia en algunos casos del daño de la vascularización durante la intervención o por factores predisponentes del propio paciente. La consecuencia es una zona con baja o ninguna supervivencia, además de cicatriz, que en un futuro tocará reparar.
  3. Efluvio posquirúrgico. Pérdida transitoria del pelo nativo. Puede producirse tanto en la zona receptora como en la zona donante. Lo normal es que hacia el 4º mes comience a crecer el pelo y el paciente recupere su estado inicial. En casos de procedimientos no realizados adecuadamente esa pérdida podría ser permanente, causando un daño irreparable en el pelo nativo del paciente y, consecuentemente, con un resultado no satisfactorio.
  4. Depleción de la zona donante. Extracción desmesurada que causa un daño permanente con notoria falta de densidad en toda la zona donante o en algunos sectores de la misma. Lamentablemente, estos pacientes también presentan un resultado de su trasplante poco satisfactorio. En estos casos, son pocas las posibilidades de reparación, y lo que se busca es homogeneizar la zona donante, tratando de igualar densidades en todo el área y utilizando las unidades extraídas para mejorar la zona receptora (fig 3).
  5. Cicatrices residuales. Frente a intervenciones con técnica de la tira, la cicatriz lineal (que no debería superar los 0,5 cm) puede sufrir dehiscencia, infección o cicatrizar queloide, con el consecuente ensanchamiento de la misma. En los casos con técnica FUE, si se utiliza un
    punch de diámetro inadecuado o si se realizan incisiones contiguas, las marcas circulares (white dots) se harán evidentes o se convertirán en una cicatriz lineal o circular de mayor tamaño.
  6. Falta de supervivencia. Si bien puede ser a causa de negligencia por parte del paciente, por no haber seguido las indicaciones posoperatorias pautadas, en la mayoría de los casos se debe a algún fallo en alguno de los pasos de la intervención, como pueden ser: extracción traumática de las unidades, causando daño en ellas; trauma de la unidad folicular en el proceso de implantación; deshidratación de las unidades en el tiempo en que se encuentran fuera del organismo; prolongación del tiempo fuera del organismo, con la consecuente falta de oxígeno y posible comienzo del proceso de apoptosis, etc.
  7. Fístula arteriovenosa. Muy infrecuente. De resolución quirúrgica.
Fig. 2. Infección unilateral postrasplante de zona frontal

Como suele decirse: “El único cirujano que no tiene complicaciones es el que no opera”. No obstante, está en nuestras manos realizar el mejor acto médico posible y saber resolver las posibles complicaciones.

El buen diálogo con el paciente, la contención, y el brindar solución a las posibles complicaciones es lo que hará nuestra práctica íntegra.

Fig. 3. Paciente con depleción

Aunque “el único cirujano que no tiene complicaciones es el que no opera”, está en nuestras manos saber resolver las que puedan surgir.

Anestesia en cirugía capilar

Como mencionamos anteriormente, la anestesia puede ser local, siendo esta la más frecuentemente utilizada, o bien sedación. Rara vez se realiza una cirugía capilar bajo anestesia general.

Anestesia local

Pueden utilizarse distintos anestésicos, siendo de preferencia aquellos con un rápido inicio de acción y duración más prolongada. La lidocaína, por dichas características y su bajo riesgo de toxicidad (en dosis seguras) suele ser de elección en la mayoría de los centros. Su asociación con adrenalina prolonga aún más su vida media.

Un efecto secundario frecuente es la reacción vasovagal (hipotensión, bradicardia, palidez) pero está más vinculado al procedimiento en sí o al dolor, más que a la administración del anestésico local.

Por otro lado, la complicación más grave por anestésicos locales (AL) es la toxicidad sistémica, principalmente en sistema neurológico y cardiovascular, en relación a bloqueos regionales, y es consecuencia de la administración de AL a dosis tóxicas en un vaso importante. En este caso, el paciente puede presentar:

  • Convulsiones
  • Alteración del estado mental
  • Hipotensión
  • Arritmia
  • Insuficiencia respiratoria aguda
  • Parada cardiorrespiratoria

Por fortuna, esto es poco frecuente, con una incidencia de 2 a 2,8 casos por 10.000 bloqueos. Esto se debe, principalmente, a que las dosis recomendadas son bastante seguras.

La anestesia local debe ser administrada dentro de los límites legales y siguiendo las normas y regulaciones establecidas por las autoridades sanitarias locales.

La necesidad de contar con un Desfibrilador Externo Automático (DEA) (fig. 4) en un centro estético o donde se realice trasplante capilar está sujeto a las regulaciones y normativas específicas de cada comunidad. Cierto es que, al ser un procedimiento médico con utilización de anestesia local, y por seguridad del paciente ante cualquier eventual complicación, es recomendable contar con ello siempre, así como con un protocolo de acción ante cualquier emergencia.

Fig. 4.

Sedación

La utilización de sedación está determinada por normativa para su realización y práctica general, debiendo cumplir con las regulaciones locales, estatales y nacionales que rigen su administración en entornos quirúrgicos ambulatorios. La sedación superficial en pacientes de bajo riesgo (ASA I y II) puede ser realizada por personal médico no anestesiólogo u odontólogo con dedicación exclusiva y que tenga una capacitación determinada y acreditada en sedación y reanimación cardiopulmonar.

En caso de pacientes ASA III y IV, la sedación debe ser realizada por un anestesiólogo.
Por otra parte, el uso de sedación en cirugía capilar requiere una cuidadosa consideración de las instalaciones para garantizar la seguridad del paciente y las condiciones óptimas del equipo médico. A saber:

  • La instalación debe estar acreditada y autorizada por las autoridades sanitarias pertinentes.
  • Quirófanos bien equipados con iluminación, ventilación y medidas de control de infecciones adecuadas (fig. 5).
  • Deben estar disponibles y en funcionamiento equipos de monitorización continua, como: carro de parada (fig. 6), monitor de electrocardiograma, monitor de tensión arterial, oxímetro de pulso, camilla con Trendelemburg, fuente de oxígeno y aspirador de secreciones.
  • El centro debe contar con un sistema confiable de administración de anestesia para administrar sedación de manera segura.
  • Debe estar presente un anestesiólogo calificado o médico cualificado para realizar la sedación; tanto para administrarla como para controlarla durante todo el procedimiento, de manera exclusiva.
  • El equipo de emergencia, incluidos los medicamentos y el equipo de reanimación, debe ser fácilmente accesible en caso de complicaciones inesperadas.
fig. 5

Aunque la necesidad de contar con un DEA depende de cada comunidad, por seguridad del paciente, es recomendable contar siempre con ello.

Fig. 6.

Tanto en el caso de una anestesia local como en centros que realicen sedación se debe tener un plan de respuesta de emergencia frente a complicaciones bien definido, incluidos protocolos para el traslado de pacientes a un hospital si fuera necesario.

La seguridad del paciente es la prioridad principal en cualquier procedimiento médico que involucre anestesia.

En conclusión

Ningún acto o procedimiento médico está exento de efectos secundarios o complicaciones. En el caso de la cirugía capilar, la mayoría de ellos no presentan excesiva gravedad y tienen fácil resolución; pero cuando aparece una complicación mayor es fundamental estar capacitados para poder dar respuesta y solución a ello.
Brindar nuestra mejor atención, realizar la cirugía en un entorno seguro y con la mayor excelencia posible; contener a lo largo del proceso, tanto en la intervención como en el posoperatorio, y estar preparados para dar solución a las potenciales complicaciones es lo que marcará la diferencia.