ES UNA ‘LEYENDA URBANA’ QUE EL IMPLANTE DE MAMA DURE DIEZ AÑOS

Hablar de aumento de pecho, hablar de implantes mamarios, es mencionar una de las intervenciones de cirugía estética más demandas. Pero, ¿se realiza como se debería? ¿Las pacientes están en buenas manos?

Como aclara el doctor Pérez Luengo, “a pesar de que los implantes mamarios son cada día más seguros, la ingente cantidad de información que circula por la red, en muchos de los casos sin certificado de calidad,  puede llegar a desconcertar a muchas de las  mujeres que han valorado la posibilidad de aumentar el volumen de sus pechos”.

Hoy en día, las técnicas quirúrgicas de este tipo de operación comparten las mismas complicaciones que otros procedimientos de complejidad media. Programar este tipo de cirugía  en un medio hospitalario adecuado y con todos los últimos avances y cuidados estándar, hace que la incidencia de complicaciones sea realmente baja”, insiste el experto.

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Pese a ello, asistimos a las llamadas cirugías ‘low cost’. Pero, ¿qué cubren exactamente? ¿quiénes las realizan?, ¿qué materiales usan?  “No debemos de olvidar que la cirugía plástica es un tipo de cirugía mayor, por lo que requiere de los mismos profesionales, medios, estudios previos y protocolos, así como de los materiales de última generación”, apostilla.

De hecho hay ‘matices’ en las mamoplastias que las pacientes desconocen. “Las mujeres tienen que saber y entender antes de tomar una decisión: las posibilidades de contractura capsular y la durabilidad de los implantes mamarios”.

Como aclara el doctor, “las marcas ‘Premium’ auditan sus resultados a 10 años. Muchas de ellas dicen que sus prótesis son de por vida, sin haber hecho los estudios prospectivos adecuados. Según la investigación científica, el índice de ruptura a los 10 años,  estaría  alrededor de un 5-6%. Se puede mirar a la inversa: la mayoría de las pacientes (el 95%)  tendrán sus implante íntegros a los 10 años. Esto desmonta una de las leyendas urbanas que circulan por la red: “los implantes han de cambiarse cada 10 años”.

La realidad es que los “implantes han de cambiarse solo, si hay constancia de su ruptura. En muchos casos, podrían durar décadas. Lo que debe quedar claro,  es que la paciente ha de recibir una información veraz: Tiene que saber que a lo largo de su vida es posible que deba hacer un recambio de las mismas”, insiste el experto.

En la mayoría de los casos, “la paciente no nota nada cuando se rompe la cápsula. Puede cambiar levemente la forma o la firmeza del pecho. A veces puede aparecer un proceso inflamatorio leve, con aumento del volumen del  pecho afectado. El diagnóstico sospecha puede llevarse a cabo solo con la palpación cuidadosa. La ecografía y la mamografía pueden conseguir un diagnóstico, pero hay muchos casos de diagnósticos falsos negativos y falsos positivos. La prueba reina es la Resonancia Magnética Mamaria”.

Lo importante es que “tengan en cuenta que no es una urgencia médica, “aunque es necesario hacer un recambio de las prótesis afectadas, este hecho no justifica planificar la intervención con carácter urgente. El gel cohesivo que rellena las prótesis modernas, minimiza las posibilidades de expansión del gel, a la vez que la cápsula preriprotésica fabricada por el organismo, actúa como barrera física a la diseminación. De esta manera, puede programarse la intervención con una demora de varias semanas, disminuyendo así la ansiedad inicial y facilitando al paciente la organización de sus asuntos personales”, insiste el doctor Luengo.

¿Qué es la contractura capsular?

El contacto de los polímeros de silicona de grado médico con los tejidos promueve la formación de una ‘cápsula’, la cual pertenece al paciente, compuesta por fibras de colágeno y células conjuntivas (fibroblastos y miofibroblastos). No se trata de una reacción alérgica ni de un rechazo inmunológico. Es una adaptación de nuestros tejidos a presencia de un material liso-semiliso que ejerce presión y ante el cual, nuestro sistema inmunitario es prácticamente ciego.

Aparece alrededor de todos los dispositivos médicos protegidos por cubiertas de silicona: marcapasos, catéteres, piezas de prótesis articulares, etc. y desaparece en unos meses, si el implante es retirado. “Por tanto, todas las mujeres portadoras de un implante mamario desarrolla un cápsula de material fibroso alrededor del mismo. Esto no tiene ninguna repercusión patológica, ya que la cápsula suele ser muy fina y elástica. Solo en los casos en los que la misma se hace demasiado gruesa se puede comprometer el resultado estético. No afecta al estado de salud general, pero puede endurecer la consistencia de la mama e, incluso, llegar a producir molestias”, apostilla el experto.

¿Por qué se produce la contractura capsular?

Tras años de investigación, la mayoría de los estudios coinciden “en que la causa más probable es la presencia de pequeñas cantidades de bacterias propias de la piel humana en la superficie del implante asociada a una susceptibilidad individual de origen genético. A pesar de todas las medidas de asepsia y antisepsia aplicadas durante la intervención, es inevitable  que algunos de estos microorganismos de la dermis de la paciente se adhieran al implante durante su manipulación e introducción en el organismo. Estas bacterias pueden promover una actividad del sistema inmunitario que desencadene a la larga una actividad inflamatoria de baja intensidad,  con depósito de fibras de colágeno y formación de una cápsula gruesa alrededor de la prótesis”.

¿Qué podemos hacer durante la intervención para disminuir la incidencia de contractura capsular?

“Aplicar una serie de medidas sencillas cuya eficacia ha sido demostrada en estudios científicos bien diseñados. El seguimiento y comprobación de estas medidas mediante un “Checklist” al estilo de los llevados del mundo de la aeronáutica, permite la implementación de estas medidas,  sin interferir con el resultado estético ni alargar innecesariamente la intervención.

Este tipo de comprobación de listas de medidas y precauciones en el quirófano , Checklist, no son una novedad en la práctica quirúrgica. La OMS publicó en 2009  su  manual de aplicación de verificación de seguridad de la cirugía 2009 y es el documento base que se adapta después a las necesidades de cada especialidad quirúrgica.

El conjunto de medidas específicas para el Aumento de Pecho, se basan en un concepto muy claro: Evitar la contaminación del implante durante su manipulación y colocación dentro del organismo.

Checklist en aumento mamario:

  1.     Profilaxis antibiótica: Una dosis masiva de antibiótico administrada cuando se induce la anestesia produce una alta concentración de plasmática. Cualquier bacteria existente en el campo quirúrgico morirá antes de iniciar cualquier proceso de multiplicación.

  1.     Evitar incisiones periareolares: La práctica clásica de la incisión alrededor del perímetro inferior de la areola ha ido perdiendo popularidad, entre otras cosas por las posibles alteraciones en la sensibilidad y la probabilidad de elevar el riesgo de cicatrices visibles. La glándula mamaria está abierta al exterior a través de los conductos del pezón y está colonizada por multitud de bacterias. Un abordaje cercano, arrastrará bacterias al interior cuando se introduzca la prótesis. Es preferible la vía inframamaria (a través del surco mamario).

  1.     Protección del complejo areola-pezón: Aunque se utilice la vía inframamaria, es conveniente ocluir el pezón y la areola con un apósito estéril transparente, para evitar la diseminación de bacterias en la piel.

  1.     Posición submuscular del implante: De las dos posiciones  de colocación de los implantes más habituales, la posición submuscular ha demostrado ser uno de los factores que más baja el riesgo de contaminación el implante y de la contractura capsular subsiguiente.

  1.     Irrigación del bolsillo con povidona iodada o con solución triple antibiótica: El lavado del bolsillo con una de estas soluciones antes de introducir el implante, disminuye la cantidad de bacterias susceptibles de adherirse a la prótesis.

  1.     Limpiar alrededor de la incisión y considerar el uso de una barrera cutánea o una manga de introducción: Cada vez son más populares los dispositivos desechables a modo de “embudo flexible”, que permiten introducir la  prótesis sin que toque la piel y sin necesidad de tocarla con los guantes.

  1.     Disminuir al máximo el tiempo de exposición del implante fuera de su envase.

  1.     Cambio de guantes y uso de guantes sin polvo. Los polvos de almidón, talco, etc., usados para facilitar el enguantado, pueden ser irritantes para los tejidos y amplificar los procesos que conducen a la formación de la cápsula.

  1.     Evitar el uso de drenajes: Aunque sea paradójico, no usar drenajes disminuye los riesgos de contractura capsular. Posiblemente esté asociado a una técnica quirúrgica más depurada y menos  traumática. Los cirujanos que no dejan drenajes se esfuerzan por evitar el sangrado durante la intervención y son más meticulosos con la técnica quirúrgica.

 

  1. Profilaxis antibiótica en procedimientos dentales: Es posible que como en otras situaciones similares (pacientes portadores prótesis articulares, cardíacas etc.), las pacientes con prótesis mamarias deban hacer profilaxis antibiótica antes de las manipulaciones dentales para evitar diseminaciones desde los focos dentarios a las prótesis mamarias.

Los buenos resultados  han disparado su popularidad del aumento de pecho. Sin embargo, no se debe olvidar que todo procedimiento de Cirugía Plástica es un acto médico, que implica un diagnóstico, una intervención quirúrgica y un seguimiento por parte de un Cirujano Plástico cualificado. Cualquier otro planteamiento que se aleje de estas premisas, sobre todo buscando una reducción de costes, conduce a las complicaciones, a la baja calidad de los resultados y a una menor durabilidad de los implantes. Su salud es lo primero. Piense una cosa: ¿por qué una intervención de cirugía plástica ha de necesitar de menos cuidados que una intervención de apendicitis o de rodilla o de cataratas…?”, recuerda el doctor Pérez Luengo