Reflexiones sobre ética profesional
El de los sorteos y promociones de tratamientos estéticos o incluso intervenciones quirúrgicas es un tema recurrente y una de las batallas constantes de asociaciones y sociedades médicas pues, lamentablemente, siguen apareciendo casos de profesionales y clínicas que incurren en esta práctica contraria a la deontología médica. Pero, más allá de la norma, se trata de un debate ético que, como cualquiera de esta índole, da lugar a la reflexión personal y a diversas interpretaciones.
Dr. José Angel Lozano Orella
Vocal de ética y miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP)
Pregunta- ¿Cuál es el motivo principal por el que no se considera ético ofertar intervenciones?
Respuesta- A nivel de publicidad médica, todo tipo de concursos o sorteos son contrarios al Capítulo XX Artículo 65 del Código de Deontología Médica de la Organización Médica Colegial. Dichas campañas pueden inducir al paciente a realizarse una cirugía que probablemente no se haría si no existieran ese tipo de maniobras publicitarias. Es importante destacar que el inicio de cualquier proceso quirúrgico parte de la libre decisión responsable por parte del paciente y no de la financiación de la cirugía como desencadenante del procedimiento.
P.- Recientemente AECEP advertía en una nota de prensa de que cada vez proliferan más concursos y sorteos ofertando operaciones de cirugía estética. Esto “atrae a futuros pacientes a los que se les ofrece resultados ‘prometedores’ sin señalar ninguno de los riesgos y complicaciones”, indican. Pero, ¿y si estos riesgos se explicasen en consulta? ¿Sería menos denunciable esta práctica?
R.- El hecho denunciable de los concursos o sorteos no depende primordialmente de que se expliquen los riesgos de la intervención quirúrgica, sino de que se coarte la libre decisión del paciente a la hora de realizarse una cirugía por una cuestión puramente económica o del azar. La falta de información de complicaciones y riesgos de cualquier procedimiento es un agravante más, pero no el principal, con lo cual, aunque esto sucediera, no sería menos censurable.
P.- ¿Qué problemas o situaciones indeseables podrían derivarse de esta práctica?
R.- Cuando partimos de un inicio irregular, el destino final no suele ser satisfactorio. Generalmente estos sorteos conducen a tratamientos low-cost que se asocian a una disminución de los costes económicos, a una merma en la calidad de los productos sanitarios utilizados que se traduce en una disminución de la calidad de la asistencia sanitaria y, en consecuencia, a una disminución de la seguridad del paciente.
P.- Más allá de lo que dice el Código Deontológico, ¿qué le parece esta práctica como médico y como miembro de la junta directiva de una asociación de cirujanos?
R.- Como médico soy particularmente contrario a estas prácticas, fundamentalmente propagandísticas, que juegan con las ilusiones y expectativas de muchas personas interesadas por cualquier procedimiento estético. Creo que frivolizan mi especialidad y le quitan seriedad a las cirugías que practico. Como miembro de la junta directiva de AECEP, mi deber es seguir nuestras normas deontológicas y velar por el cumplimiento de las mismas en nuestro grupo de cirujanos plásticos asociados. Los profesionales (especialistas en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora) consideramos que nuestra profesión no es un negocio, esa es la principal diferencia con respecto a aquellos que buscan hacer dinero rápido y fácil.
P.- A título personal, seguro que se ha encontrado en la situación de ver a algún colega de profesión incurriendo en esta práctica. ¿Cómo se ha enfrentado a esta situación?
R.- Por supuesto. Son casos contados en la historia de nuestra asociación, pero en su mayoría lo hicieron por desconocimiento de la norma. Todos recondujeron la situación al ser conocedores de la misma. Si por cualquier caso esto no fuera así se iniciaría un expediente sancionador que podría acabar con la expulsión del miembro.
“Estos sorteos conducen a tratamientos low-cost que se asocian a una merma en la calidad de los productos utilizados y en la asistencia sanitaria y, en consecuencia, a una disminución de la seguridad del paciente”
P.- Siempre se habla de estos asuntos a nivel institucional, pero ¿cree que a título personal los médicos podrían o deberían hacer más? Por ejemplo, hablándolo entre colegas médicos, pronunciándose ante esa clínica o profesional (en las redes o personalmente)…
R.- Estos temas son muy delicados y complejos, nadie tiene la posesión absoluta de la verdad, ni existe una normativa tangible al respecto. Cada cirujano tiene sus líneas publicitarias según su criterio y en ocasiones estamos cerca de los límites éticos. A nivel interno y entre nosotros existen muchas horas de conversación y discusión, ya que en un mismo sector existen criterios divergentes a la hora de interpretar la norma.
Siempre se puede hacer más, sobre todo de forma corporativa, que es nuestra función. Alertar, aconsejar a los pacientes sobre dónde deben acudir antes de plantearse cualquier cirugía. La elección de un centro especializado en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora es crucial en el inicio del proceso. Es muy importante para nosotros explicar a los pacientes quiénes son los profesionales preparados y capacitados para que no se confundan cuando tengan que elegir a su cirujano.
Las clínicas donde se realizan los procedimientos quirúrgicos también son responsables de la seriedad y la seguridad de los pacientes, por tanto, también tienen que estar al día del cumplimiento de las normas.
P.- Estos actos son éticamente reprobables, pero no sancionables. ¿Cree que deberían serlo? Por un lado, a nivel legal. Por otro, a nivel privado, si el profesional que incurre en estas acciones forma parte de una asociación. ¿Qué harían en su caso? ¿Ha pasado alguna vez?
R.- Todas estas situaciones no están muy definidas a nivel legal. Sí que existe un Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, sobre Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, que en su apartado 27 nos indica la negativa a ofrecer directa o indirectamente cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos prohibidos, primas u obsequios en materia sanitaria. Con lo cual sí que podrían ser conductas sancionables, aunque no existe mucha jurisprudencia al respecto. A nivel interno, como asociación, una falta grave puede acabar con la expulsión del miembro, aunque esta situación nunca ha sucedido.
P.- ¿Piensa que este compromiso ético debe aplicarse por igual en la medicina estética, aunque se trate de tratamientos no invasivos?
R.- Este compromiso ético debe incluir a todo el ámbito sanitario y, por supuesto, a la medicina estética. En este campo ya ha habido casos de incumplimiento de estos códigos con expulsión de médicos de diferentes asociaciones. Al final, tratamos a pacientes que deben ser el centro de nuestra atención, y nuestra obligación es velar por su seguridad, aplicar nuestro conocimiento y experiencia quirúrgica, y así poder alcanzar un resultado adecuado.
Dr. Juan Antonio López
Miembro de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Málaga y actual presidente de la SEME [tesorero de la asociación al realizarse esta entrevista]
Pregunta- La SEME se ha posicionado siempre contra las promociones de tratamientos médico-estéticos y, asimismo, el Código Deontológico indica que no es ético. ¿Nos lo pueden explicar más detalladamente?
Respuesta- Por encima de todas las opiniones y normas de la SEME están las normas del Código de Deontología Médica de la Organización Médica Colegial, que en su Capítulo XX Artículo 65 dice de forma clara: “No es ético que el médico se preste a que sus servicios se ofrezcan como premio de concursos o promoción de negocios de cualquier índole”.
Esta es una ley mayor, de obligado cumplimiento para todos los médicos de España. Cuando se da un incumplimiento, el caso pasa a la comisión deontológica para que se valore si realmente se ha vulnerado alguno de los capítulos de los artículos. Si es así, puede llevar a un apercibimiento, y si se considera de mayor gravedad o reincidencia podría acarrear suspensión e incluso inhabilitación.
El Código Deontológico que está vigente actualmente es de 2011, pero hay uno más reciente en marcha y va a ser mucho mas estricto en este sentido. El Colegio Oficial de Odontólogos también está elaborando una norma más restrictiva en torno a la publicidad, como debe ser.
P.- ¿Por qué no es ético hacer este tipo de promociones o sorteos?
R.- La medicina estética se llama así porque es una rama de la medicina; por tanto, presuponemos que se realiza por un médico para obtener un beneficio para el paciente corporal, personal y, sí, también estético. Desde ese punto de vista, el de la salud, es comparable a cualquier acto médico: resultaría ridículo que se sorteara una extirpación de la vesícula biliar. En la medicina estética hay que atenerse a las mismas normas que cualquier otra medicina. Hay que consensuar con el paciente qué tratamientos se le van a realizar, porque no para todo el mundo vale lo mismo. En estos casos obviamos una cosa fundamental y es la relación médico-paciente en la que determinamos qué necesita un paciente, cuándo y cómo. Un tratamiento no es comparable a una cesta de navidad, no se puede banalizar de esa manera la medicina.
P.- ¿Qué problemas o situaciones indeseables podrían derivarse de esta práctica y de, como dice, la banalización de la medicina estética?
R.- Cuando hacemos algo que no se atiene a un código ético estamos alejándonos de la medicina, significa un demérito para la profesión. El código ético nos viene desde Sócrates y es algo de lo que estamos muy orgullosos.
Por otra parte, se corre el riesgo de generar una demanda que no existe, porque no es necesaria. Si yo tengo unos labios carnosos y no necesito un aumento de labios, pero me animas a participar en un sorteo en el que puedo ganar una inyección y me la pongo, estás haciendo algo que no es médico, porque no es necesario. Reitero lo mismo: la relación médico-paciente desaparece.
El mismo artículo del Código dice que: “El médico no utilizará la publicidad para fomentar esperanzas engañosas de curación ni para promover falsas necesidades relacionadas con la salud”.
P.- A título personal, ¿qué le parece esta práctica?
R.- La verdad es que cuando veo estas cosas me siento un poco atacado, un poco afectado personalmente por esta banalización. Pienso que nos estamos perjudicando todos. Estamos generando un demérito a la profesión, tanto a la parte médica como por la rama de la estética.
P.- Seguramente hayan visto a algún colega de profesión incurriendo en esta práctica. ¿Cómo se han enfrentado a esta situación?
R.- Sí, indudablemente. Cuando ha sido una actuación de un miembro alguna sociedad, ya sea SEME, la Asociación de Medicina Estética de Málaga (MEDESMA), de Castilla-La Mancha o Cataluña, por ejemplo, se remite a estas. Desde la asociación se hace una comunicación o advertencia al médico y, si reincide, se procede a una expulsión de la asociación.
Si se remite al Colegio de Médicos es diferente. En este caso, se procede a la apertura de un expediente informativo a la comisión deontológica, que sería la encargada de determinar si debe emitirse un expediente sancionador por parte de la directiva de médicos.
“Creo que dar información es positivo. Se le puede decir directa y personalmente a ese profesional ‘¿sabes que esto no es correcto?’. Sin embargo, creo que hay que evitar el enfrentamiento personal”
P.- Siempre se habla de estos asuntos a nivel institucional, pero ¿cree que a título personal los médicos podrían/deberían hacer más? ¿Qué les diría a otros profesionales que hiciesen?
R.- En principio pienso que los médicos tampoco debemos erigirnos en jueces a título personal. Nos hemos encontrado con compañeros que han ido a una cena benéfica y quieren sortear algún servicio de manera altruista, no con la intención de generar un beneficio propio, sino para recaudar dinero con un buen fin. O bien que se les ha ocurrido puntualmente y lo han hecho sin reflexionar mucho sobre el tema. En esos casos, cuando se les ha comentado, lo han retirado rápidamente.
Por tanto, creo que dar información sí que es positivo. Se le puede decir directa y personalmente a ese profesional: “¿sabes que esto no es correcto?” o que no es acertado o de buen gusto. Sin embargo, creo que hay que evitar el enfrentamiento personal; el fin no es reprender o censurar, ya que es poco didáctico y puede generar otros conflictos.
Si se le informa y no lo retira, si se trata de un caso reincidente, estamos ante un caso de soberbia, de alguien que piensa que está por encima de la norma, pero en ese caso lo mejor es remitirlo a las sociedades o colegios de médicos para que tomen las medidas oportunas.
P.- Siempre pensamos que este tipo de acciones van a llevarse a cabo por personal no cualificado, pero no siempre es así. ¿Cree que esto “mancha” el nombre de una clínica o profesional a pesar de que pueda ser un buen médico?
R.- No estoy de acuerdo. Es personal perfectamente cualificado profesionalmente, pero no éticamente. Profesionales que, en muchas ocasiones, lo realizan personal y voluntariamente. Además, lo más absurdo es que son profesionales que no lo necesitan.
No debemos olvidar que somos profesionales que estamos al servicio de los demás. Y que no es necesario realizar estas acciones. Creo que, muchas veces, deben estar mal asesorados o que no lo han meditado lo suficiente, porque de otra manera, no lo entiendo. En otras, me parece un acto de rebeldía o de soberbia.
Respondiendo a la pregunta, sí. Para ser un buen profesional hay que ganarse el respeto de los pacientes y de los propios compañeros. Y puede que con esto ganen algún paciente más, pero el respeto, desde luego, lo pierden. Y no lo digo con reproche, sino con un poco de pena. También me hace pensar si de alguna forma yo he podido alimentar, o dar pie, o permitir que esto pase: no hay demonios ni santos, todos comentemos errores. Pero me da tristeza porque esto perjudica al resto de médicos.
P.- ¿Cree que hay alguna diferencia entre sortear o promocionar tratamientos no invasivos e intervenciones
quirúrgicas?
R.- Si sortear medicina estética está mal, sortear una intervención quirúrgica es aún un poco peor. Deontológicamente es igual de poco ético, se rigen por la misma norma, pero es aún un poco más cuestionable porque estamos haciendo al paciente someterse a un mayor riesgo al ser intervenciones más complicadas.
Gracias por la publicación de esta entrevista.
Este es un tema recurrente dentro del marketing que se hace en las clínicas de medicina y cirugía estética y es importante que todo el sector lo conozca y lo respete, a parte de para evitar sanciones, para no incumplir el código deontológico y para competir en igualdad de condiciones en el mercado, sobre todo por el bien de los pacientes.