El perfil del paciente de medicina estética ha cambiado. Ahora es más joven, y quiere resultados rápidos, pero naturales. No obstante, esto puede lograrse con los mismos recursos con los que la medicina estética contaba hasta ahora. La evolución viene de la mano de la personalización y la precisión de los tratamientos; y, sobre todo, de la buena ejecución de los especialistas en medicina estética. Es lo que promueve la tendencia de la “belleza funcional”, concepto del que hablamos con el doctor Moisés Amselem.
La medicina estética actual no tiene nada ver que ver con la de hace una década. Y tampoco sus pacientes. Aunque, según el informe ‘Percepción y uso de la Medicina Estética en España 2023’, el más reciente elaborado por la Sociedad Española de Medicina Estética, el perfil mayoritario continúa siendo una mujer de 35 a 54 años de edad, los tratamientos médico-estéticos cada vez se inician a edades más tempranas. “Hace diez años, la media de edad de comienzo de los pacientes era de 35 años y, actualmente, ha descendido hasta los 26 años”, corrobora el doctor Moisés Amselem, reputado médico estético y director médico del área de Medicina Estética en Clínicas Demya.
En cuanto a los tratamientos que demandan estos nuevos pacientes, Amselem asegura que son, sobre todo, “tratamientos naturales, con resultados inmediatos y que potencien su belleza”. Así, el aumento de labios y la rinomodelación han ido ganando terreno, al igual que la prevención de arrugas dinámicas con el “baby botox”.
Evolución hacia una “belleza funcional”
No obstante, cuando hablamos –o los profesionales hablan– de que la medicina estética ha “evolucionado”, nos referimos a otro tipo de cambios. “Evolucionar en medicina estética implica aportar tratamientos más personalizados y naturales”, opina Amselem. Y esto podemos verlo tanto en la medicina estética que se está practicando por parte de los médicos, como la que se está demandando de parte de unos pacientes cada vez más informados y conscientes, y también la que se está fomentando por el lado de laboratorios y fabricantes de la industria.
Un claro ejemplo, que sintetiza perfectamente este avance en el sector, es el recientemente introducido concepto de belleza funcional. “Esta tendencia, liderada por la compañía americana Evolus, preconiza que la medicina estética no tiene por qué cambiar la expresión, resultando cada vez más en una medicina de precisión”, resume el doctor. Y puntualiza que “innovar no significa demonizar elementos tan importantes en nuestro arsenal terapéutico como, por ejemplo, el ácido hialurónico, que después de los neuromoduladores es la sustancia de relleno más utilizada a nivel mundial en los tratamientos de medicina estética”. Se trata de emplear estos recursos eficazmente, siempre con la profesionalidad y buen juicio que deben caracterizar a un especialista en Medicina Estética.
Sobre esta tendencia, y el papel esencial y constante que debe ocupar el médico estético en ella, como acompañante del paciente en todo el proceso, hemos seguido hablando con el doctor Moisés Amselem en esta entrevista.
Naturalidad, ante todo
Pregunta- Doctor, decíamos que uno de los valores principales de los pacientes hoy en día es la búsqueda de lo natural. En su caso, ¿qué estrategias usa para evitar esa “artificialidad” y promover un envejecimiento saludable?
Respuesta- Los factores que siempre he respetado y me han acompañado desde que comencé en esta andadura hace 23 años son: si quieres conseguir naturalidad, empieza por utilizar elementos naturales y reabsorbibles; ponte en manos de un buen profesional que te aconseje lo que él estime oportuno y no lo que tú le pidas; y, por último, no trates de imitar modelos: respeta la individualidad para huir de las caras clónicas y no pongas lo que nunca tuviste; restituye lo que un día perdiste.
P.- ¿Qué tratamientos están ganando terreno por guardar este equilibrio entre eficacia, seguridad y resultados naturales?
R.- En mi opinión, siguen estando vigentes el ácido hialurónico, los inductores de colágeno, los hilos tensores y los neuromoduladores. También empiezan a ganar terreno los péptidos biomiméticos, los polinucleótidos y los exosomas, todo ello, englobado dentro de lo que actualmente llamamos, “medicina regenerativa”, sobre todo para pacientes que huyen de los rellenos. Respecto a la aparatología, los que tratan las manchas, como las últimas versiones de IPL, y las radiofrecuencias de última generación son los más demandados.
P.- Los pacientes hoy quieren resultados casi inmediatos. ¿Cómo pueden las toxinas, hoy llamadas neuromoduladores, satisfacer esta demanda sin sacrificar naturalidad?
R.- Indudablemente, la arruga dinámica del tercio superior tiene un camino claro y contundente de tratamiento que es el neuromodulador o toxina botulínica. Una cosa es sacrificar la expresión, y otra, la naturalidad. Esta última no tiene por qué ser sacrificada si se contemplan aspectos fundamentales como la elección adecuada del candidato/a al tratamiento (no todo el mundo lo es), si es aplicado por manos experimentadas y, sobre todo, tener en cuenta los efectos compensatorios que se producen cuando se bloquea una zona determinada y la zona adyacente. La falta de volumen hace que el músculo, como buen oportunista que es, concentre la acción sobre esta zona, apareciendo nuevas arrugas que anteriormente no existían.
En definitiva, hoy día podemos trabajar con mucha más precisión, previniendo, armonizando y de forma importante, suavizando la expresión.
P.- ¿Cuáles son los errores más frecuentemente cometidos (por pacientes y por profesionales) al buscar resultados rápidos en medicina estética?
R.- El síndrome del “overfill” o caras superrecauchutadas, las caras “congeladas”. No dejar que la piel se vaya acostumbrando de forma paulatina a esas sustancias que se le inyecta y, sobre todo, que la edad cronológica y la biológica no se correspondan en absoluto, especialmente cuando se contrasta su cara tratada con otras zonas que no lo han sido y que delatan la edad, como el cuello y las manos.
Tenemos pacientes, no clientes
P.- Y, otro problema: ¿cómo se combina esta “urgencia” con los valores deontológicos del médico y la prioridad de una medicina estética responsable, que sea medicina por encima de todo?
R.- A este respecto, siempre digo que a nuestras consultas pueden llegar clientes o pacientes. El cliente siempre tiene la razón, y el paciente es el que viene a ponerse en manos de un profesional para dejarse aconsejar y como mucho, consensuar con el profesional hacia dónde quiere ir y adónde quiere llegar. Pero, ¿cómo llegar?, eso lo debe decidir el médico, y él debe ser quien marque los ritmos para la consecución del objetivo. Yo solo trato pacientes, no clientes. Nunca hago lo que no creo que deba hacer, por mucha presión que trate de imponerme el paciente. La honestidad es uno de nuestros pilares fundamentales en las clínicas Demya. Si hay que decir no a un paciente, se dice… Y un no de hoy, serán muchos síes mañana.
P.- Siguiendo en esta línea, ¿qué lugar debe ocupar el médico en este escenario de la “belleza funcional”? ¿Cómo acompaña el médico al paciente hoy en día, durante todo el proceso y más allá de él? ¿Está el bienestar emocional integrado de alguna manera en su enfoque clínico?
R.- Una vez que el paciente entra por la puerta de la consulta, el médico debe embarcarse en una aventura en la que ambos viajen juntos, hacia un destino realista, consensuado e, insisto, sobre todo, honesto.
En mi opinión, este debe ser el procedimiento para seguir: realizar una historia clínica y anamnesis detallada del paciente (no olvidemos que esto es, ante todo, medicina), establecer un diagnóstico y, a partir de aquí, elaborar un plan terapéutico con un presupuesto aproximado según el número de sesiones que se vayan a realizar. Todo perfectamente explicado y por escrito; firma de los consentimientos informados, hacer fotos de antes y después, marcaje de la zona a tratar, realizar el tratamiento, dar recomendaciones postratamiento y seguimiento posterior. El médico siempre debe estar disponible ante cualquier efecto adverso o preocupación del/la paciente y tratar de solucionarlo en la medida de lo posible.
La parte emocional es fundamental, porque queremos que nuestros pacientes se sientan bien, por dentro y por fuera. En este sentido, si existe discordancia, puede que nunca se terminen de ver bien, por mucho tratamiento que les hagamos. Siempre hay que hablar con los pacientes, escucharles, entender su preocupación, qué les inquieta y en qué podemos ayudarles a mejorar para que se sientan bien y aumente su autoestima.
Expectativas realistas y belleza singular
P.- ¿Cómo maneja las expectativas y educa sobre lo que realmente pueden lograr los tratamientos?
R.- Suelo ser muy realista en las expectativas y, al ser pionero en la mayoría de los tratamientos que realizamos en nuestro país, tengo casuísticas importantes de antes y después, que muestro a los pacientes. Así suelen convencerse, aunque generalmente acabo citándoles una célebre frase de Hipócrates: “No hay enfermedades, sino enfermos”.
P.- Las redes sociales han cambiado la percepción de la belleza. ¿Cómo impacta esto en las consultas y en la manera de recomendar procedimientos?
R.- Esto suele ser pasar generalmente en gente joven, muy influenciadas por lo que ven en redes sociales. Muchos quieren imitar a las influencers que siguen, con imágenes que utilizan filtros y retoques que no existen en la realidad… y hay que tener mucho cuidado porque les puede generar mucha frustración, complejos e incluso trastorno dismorfofóbicos, aun a edades en que todavía no está formada su personalidad.
A mi edad, lo que tengo claro es que no me dejo manipular por las modas. Cuando las periodistas me preguntan, ¿qué novedades hay en el sector?, siempre les respondo que sería más adecuado que antes me preguntasen, ¿qué es lo que sigue teniendo vigencia hoy día, por su demostrada eficacia y seguridad? Las modas son pasajeras y, a veces, hasta peligrosas.
P.- Antes hablaba de una medicina de precisión y cada vez más personalizada. ¿Cómo adapta los protocolos a las necesidades individuales, especialmente en pacientes jóvenes que buscan más prevención que corrección?
R.- Les explico que se puede llegar a un mismo objetivo por ambos caminos. El más rápido siempre es el de los neuromoduladores, que, dicho sea de paso, las compañías cada vez van mejorando más en su tecnología, como es el caso de Evolus, cuya reciente aparición en España ha supuesto una revolución en la medicina estética.
Por otro lado, están los elementos de inyección tradicionales, anteriormente mencionados. Sin embargo, el regenerativo, aunque es más lento, requiere de más sesiones y, en muchas ocasiones, acompaña al paciente, haciendo que se encuentre bien, sin cambios radicales y adaptados a su edad.
Mi lema siempre ha sido: “Si quieres mantener la naturalidad, trata de reponer lo que has perdido y no poner lo que, en la mayoría de los casos, nunca has tenido…” Y, para conseguirlo, debemos realzar los aspectos que mantienen la singularidad de la belleza de cada rostro. Que siempre te digan: “¡Qué bien estás!” y no: “¿Qué te has hecho?”. Esta es una de las bases fundamentales en las que se sustenta la medicina estética en las clínicas Demya, en pleno proceso de expansión por toda España.

Dr. Moisés Amselem
Médico estético
Licenciado en Medicina y cirugía (1994, Universidad de Málaga).
Máster en Medicina Interna (1996, Universidad de Málaga).
Médico de atención primaria, médico de urgencias, médico puericultor y médico estético desde hace 20 años.
Jefe de la Unidad de Medicina Estética en Clínicas Demya (Martín Del Yerro | Amselem; Madrid).














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