Desmontamos 9 mitos sobre la medicina y la cirugía estética

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Los excesos de algunos famosos, las noticias amarillistas y la falta de conocimiento acerca del funcionamiento de la medicina estética y la cirugía plástica y estética han hecho que estas especialidades tengan, nunca mejor dicho, muy mala prensa entre parte de la población; y que las rodeen de mitos, exageraciones y descontextualizaciones que nos persiguen de por vida.

Algunas de estas ideas preconcebidas sobre la medicina estética y la cirugía plástica vienen del pasado, de técnicas, materiales e incluso modas y concepciones de la belleza que ya han quedado obsoletas. Otras son directamente bulos. Y otras son el resultado de no haber utilizado la técnica correcta. Para salir de dudas, le hemos preguntado a tres grandes profesionales de estas especialidades qué hay de verdad en las situaciones que más temen los pacientes y cómo pueden evitarse. Pero te adelantamos la primera norma: ¡ponte en buenas manos! La experiencia, como dicen los propios expertos, es un grado.

El mito de las cejas arqueadas por el bótox

«Uno de los miedos más frecuentes de mis pacientes es acabar con las cejas de Mr. Spock”, dice la doctora Gema Pérez Sevilla, cirujana y experta en medicina estética facial. Y no, no ocurrirá siempre que se ponga la cantidad justa en las zonas apropiadas. La razón más frecuente de que esto ocurra, nos explica, “es que se ponga demasiado bótox en la parte central de la ceja y no se ponga nada de toxina justo encima de la cola de la ceja”. En otras ocasiones esto se da “por poner toxina botulínica en la pata de gallo, sin darse de cuenta de que la cola de la ceja tiene mucha fuerza a nivel del músculo frontal; entonces, al relajar la pata de gallo (que hace que la cola tire hacia abajo), el músculo no tira de la cola hacia abajo y sube de manera anómala”. ¿Cómo se debe evitar? Primero, valorando la fuerza muscular frontal de cada paciente antes de pinchar. Y, si se da el caso de que las cejas se arqueen, “la solución es pinchar una pequeña dosis de toxina justo encima de la cola de la ceja para bajarla”, explica la doctora.

Los pechos como “pelotas” separadas

El Dr. Mato Ansorena, cirujano plástico, reparador y estético y director de Clínicas Mato Ansorena y experto concretamente en cirugía mamaria, nos explica que esos casos, el origen del problema está en implantar prótesis no adecuadas a la mama previa. “Si estas son muy pequeñas, al implantar prótesis muy grandes y con bolsillos submamarios pequeños, se dan todas las circunstancias para que queden redondas, duras y separadas”. Este efecto puede evitarse “colocando las prótesis debajo del músculo, teniendo en cuenta que sean lisas”.

Y… ¿pueden explotar los implantes en un avión?

Esto sí que es un mito propiamente dicho. Y la respuesta es no, los implantes no estallan debido a la presión. “Eso es un bulo que se corrió con Ana García Obregón como protagonista, pero es completamente absurdo. Primero, los aviones están presurizados y, segundo, tengo pacientes que han subido más de 5.000 metros y han hecho buceo sin ningún problema”, desmonta el Dr. Mato Ansorena.

“Ponerse labios” y que queden decolorados o con bultos

Más que un mito, es una mala imagen creada a partir de materiales o técnicas que ya son historia. “Antes se utilizaban materiales permanentes que no se degradaban ni se reabsorbían por el cuerpo”, nos explica el doctor Dr. José Vicente Lajo Plaza, médico estético y director del Centro Médico Lajo Plaza. “Además, esos materiales actuaban provocando una reacción a un cuerpo extraño en el tejido, generando una fibrosis alrededor de lo que se inyectaba y, sobre todo, en la mucosa de los labios, que es más laxa y transparente, produciendo esa decoloración de la mucosa labial y la formación de bultos, porque se endurecía alrededor del material”. Actualmente, los rellenos se realizan con ácido hialurónico, un material que, gracias a su capacidad de integración, no produce este efecto. Además, es biodegradable y se elimina por completo al cabo del tiempo. Y en caso de reacción adversa o de un resultado indeseable, se puede revertir su efecto “estimulando la degradación del ácido hialurónico, cosa que no pasa con los materiales permanentes que se utilizaron en el pasado”.

El mito de la boca de pato

Otro de los mayores temores que la doctora Pérez Sevilla ve en su consulta es la de que, al rellenar los labios con ácido hialurónico para conseguir una boca más atractiva, se quede boca de pato o de Joker. “Es un miedo fundado, ya que hemos visto muchos excesos con los rellenos de labio. Pero, a la vez es algo que se puede evitar fácilmente”, indica. Pasa por una buena indicación y elección del paciente; y es que no todos pueden someterse a un aumento de labios con este material. Hay que valorar la fuerza del músculo y, sobre todo, su anatomía: “Nos referimos a pacientes en los que la distribución del músculo y cómo se contrae hace que la distribución del ácido hialurónico cuando gesticulen o incluso en reposo tienda a irse hacia la parte superficial, dando lugar a lo que se le llama boca de pato”. En esos casos, aunque no siempre, es más recomendable la técnica del lip lift laser. Además de hacer esa valoración, “hay que poner una cantidad de relleno discreta, y así conseguiremos mejorar los labios sin acabar con la boca de pato», termina la doctora.

Si quieres saber más sobre la técnica del lip lift, aquí tienes otro artículo.

Cara estiradísima después de un lifting: un problema del pasado

«Muchos pacientes que ya tienen un lifting facial de hace años, temen que al repetirlo acaben con una cara extraña, con la raíz del pelo hacia atrás o sin patillas”, dice Pérez Sevilla. Esto es algo que podía pasar con las técnicas antiguas, de hace 20 o 25 años, confirma también el Dr. Lajo Plaza, pero los nuevos protocolos permiten abordajes mucho más naturales. La explicación técnica, indica la doctora, es que “antiguamente no se tenían tanto en cuenta los tejidos profundos, se tendía a hacer tensados más a nivel de la piel”. Hoy en día, sin embargo, “los tejidos se tensan desde la parte profunda, recolocando todo lo que está caído a nivel de fascias y de grasa, y solo se quita la piel que sobra una vez que estos tejidos están colocados”.

Cara “gorda” por el ácido hialurónico

Otra de las preocupaciones típicas en consulta es si va a quedar la cara “gorda”, hinchada, tras utilizar un relleno de ácido hialurónico. Como en la mayoría de los casos, con una técnica adecuada, esto no ocurrirá. Este problema se deriva de un exceso en la cantidad de producto o de la densidad del ácido hialurónico empleado, “sobre todo si se pone uno demasiado denso a nivel de la sien, los pómulos, las mejillas, el arco mandibular, el pliegue de amargura o en el mentón”, explica la doctora Pérez Sevilla. En estos casos, la cara puede deformarse. “El ácido hialurónico nos va a ayudar a reponer volúmenes que se han perdido con la edad, sobre todo, a nivel de los paquetes grasos faciales. Si hacemos una reposición fisiológica, el volumen será el ideal para conseguir una apariencia más joven y fresca, sin engordar la cara».

Cara de estatua: el bótox y la falta de expresividad

Otro problema derivado del exceso de producto. “Si se sobredosifica y se produce un bloqueo total de la cara, se queda sin expresión alguna, porque se anula la mímica facial”, indica el Dr. Lajo Plaza. Sin embargo, ni es la técnica correcta para aplicar la toxina botulínica ni es lo que buscan los profesionales hoy en día: “lo que buscamos es suavizar la expresión, reducir la intensidad con la que los músculos actúan en el rostro, incluso en ocasiones se busca más rebalancear las fuerzas entre los diferentes músculos faciales, más que bloquearlos”. Hay algunos músculos que pueden bloquearse porque no afecta a la expresión, sin embargo, otros sí hay que dejarlos con cierto dinamismo. Otros, directamente, no se tocan: “no todos los músculos del rostro se tratan con toxina, solamente algunos muy concretos del tercio superior”. La idea es relajar y descansar la cara, no paralizarla, y eso se logra “teniendo una correcta técnica de aplicación y una correcta dosis a aplicar en cada uno de los músculos”.

“Se ha operado tanto que no se le reconoce” o “empezó con un retoque y se obsesionó”

Estas frases son muy habituales entre los escépticos hacia la cirugía plástica o incluso de la medicina estética. Primero, el uso de estas no tiene por qué considerarse abuso, ni un uso excesivo o tóxico. Esto de obsesionarse “no pasa porque te hagas tratamientos estéticos, sino que hay personas con un determinado tipo de personalidad  que tienen una conducta obsesiva con todo lo que atañe a su vida, y en lo que se refiere a la medicina estética, también. La tarea del profesional ahí es controlar esa conducta que tiene más que ver con un trastorno obsesivo para que esa obsesión no se convierta en realidad”, opina el Dr. Lajo Plaza.

Por otro lado, el objetivo que persigue un médico estético o un cirujano plástico es que el resultado sea estético pero que parezca natural. “Si todo se hace mal, se notará desde la primera intervención. Pero no por hacerse muchas operaciones el resultado debe ser monstruoso”, dice el Dr. Mato Ansorena.Tengo muchos pacientes del mundo del espectáculo y no se les nota nada absolutamente. A otros se les nota desde el primer día, porque está mal hecho, porque está mal planificada la incisión, porque el estiramiento ha sido excesivo, porque no se han tratado los tejidos profundos de la cara… Puede haber múltiples causas, pero insisto: lo importante es la experiencia y la sabiduría, ponerse en las mejores manos”.