Este artículo, firmado por uno de los más importantes especialistas en microinjerto, aborda una realidad quizá desconocida por muchos, pero latente en la sociedad. El microinjerto de cejas se descubre como una técnica necesaria, demandada por múltiples motivos y un protocolo de acción preciso y de excelentes resultados. Así nos los explica el Dr. Víctor Salagaray, experto en la técnica, cada vez más en boga, del microinjerto.
En el mundo de la estética los médicos nos enfrentamos, en muchas ocasiones, a pacientes que están sufriendo, en mayor o menor medida, por un problema que suele tener una interpretación subjetiva y otra médica. La primera, está en la vida de la persona que acude a nuestra consulta: sus miedos, inquietudes, obsesiones y deseos. A veces, dichos miedos y obsesiones están basadas en un visión real de la imagen de sí mismos que les devuelve el espejo cada mañana: las consecuencias de un accidente, una enfermedad o del paso del tiempo hacen mella, de una u otra forma; es nuestro físico y nos devuelve confianza en nosotros mismos o una inseguridad que nos lleva a cambiar nuestra vida y, a veces, a enfermar. La segunda es la visión del especialista y el punto hasta el que puede llegar para ayudar a una persona a cambiar su imagen, a curar una dolencia y a valorar cada caso en función de las posibilidades reales que ofrecen la medicina y la cirugía. Ambas deben ir siempre de la mano y encontrar un punto común de coincidencia en donde puede actuar el médico y en el que el paciente se sentirá mejor.
Esta es la práctica que nos guía a los profesionales en todos los casos que tratamos. Dentro de la especialidad capilar, siempre que hablamos de microinjertos se tiende a pensar en la alopecia y la pérdida del cabello en el cuero cabelludo, pero el rápido avance de la cirugía en este campo nos ha llevado a los especialistas a trabajar en todas las zonas del cuerpo en donde existe pelo y, sobre todo, en donde existe un foco de conflicto para nuestros pacientes.
¿Por qué las cejas?
La ceja es la parte del rostro que nos confiere mayor expresividad y personalidad. Un rostro con las facciones equilibradas pero sin cejas, tiene una expresión vacía, incompleta, porque la forma de las cejas, su grado de población, su color y su curvatura enmarcan de forma definitiva la personalidad y complementan a las facciones en mayor medida que ningún otro elemento. Todos conocemos a personajes que han marcado moda y tendencia o que han cimentado su personalidad en la forma de sus cejas. Ninguna mujer las descuida porque en ellas reside gran parte del carácter que damos a nuestra mirada. Las cejas han estado sometidas a los avatares de la moda: desde las finas líneas que lucía un icono de la sensualidad como fue la actriz Marlene Dietrich, culpable de imponer, desde la década de los 50, una estricta depilación como signo de femineidad, hasta ahora, que hemos visto cejas picudas, extendidas, elevadas en su final, pintadas; con piercings o tatuajes. En este momento rendimos culto a las cejas más naturales y anchas, una moda que resulta imposible para algunas mujeres que, después de haberlas depilado durante años, ya no pueden recuperarlas.
Pero también recordamos las cejas partidas de los boxeadores y muchas personas se ven afectadas por distintas enfermedades o problemas, más o menos frecuentes. Los casos que se pueden tratar con un microinjerto son muy variados:
> Pérdida general de cabello durante la menopausia.
> Cicatrices causadas por accidentes o cirugías, ya sean quemaduras, marcas de nacimiento o de heridas.
> Tatuajes que quieren borrarse.
> Enfermos de tricotilomanía, trastorno obsesivo que suele ser más común en las mujeres y puede afectar a las cejas, entre otras zonas.
> Atrofia de folículos tras la depilación.
> Secuelas producidas por tratamientos como la quimioterapia y radioterapia en enfermos de cáncer.
> Cualquier tipo de calva en las cejas, ya sea de nacimiento o de aparición posterior.
> Corrección de microinjertos fallidos o con un resultado no satisfactorio…
> … y, desde luego, un deseo de cambio estético.
Hoy en día, los avances de la medicina nos permiten tener las cejas que deseemos. Existen tres métodos muy eficaces para repoblar las cejas con absoluta garantía: el tratamiento médico con prostaglandinas, la micropigmentación y, lo más avanzado, el microinjerto. Lo más importante es que cada paciente sepa que hay una solución adecuada para su necesidad y que puede conseguir recuperar unas cejas sanas y cuidadas.
¿Cómo es un microinjerto de cejas?
La repoblación o el relleno de las cejas es una de las cirugías más solicitadas dentro de la especialidad capilar. Se trata de una zona compleja y de la cirugía más delicada dentro de los microinjertos, en la que damos prioridad al diseño estudiando previamente la imagen y el rostro del paciente y cuidando al máximo la dirección del rizo para conseguir un efecto natural. El tratamiento es definitivo y consta, habitualmente, de cinco pasos:
>Diseño. El primer paso es diseñar el tipo de ceja que quiere el paciente. En el caso de que se trate de una intervención puramente estética, ayudamos a la persona a definir cuál es la forma de ceja que mejor combina con sus facciones y su personalidad: la curvatura, el largo, los distintos anchos en la parte del entrecejo y el final de la ceja, etcétera. Si se trata de intervenciones más complejas, por la presencia de cicatrices en la piel u otras enfermedades, es importante valorar las fases de tratamiento para garantizar unos resultados óptimos: en pieles dañadas, por ejemplo, es necesario intervenir previamente sobre la piel antes de realizar el injerto de cabello. Conseguir una imagen natural y renovada debe ser siempre el objetivo final, pero es necesario informar adecuadamente al paciente y estudiar su caso concreto para que sepa qué resultados puede alcanzar.
>Tatuaje provisional. Una vez que se ha decidido qué forma deben tener las cejas, se realiza un tatuaje provisional para que el paciente pueda acostumbrarse a esa nueva imagen y corregir cualquier detalle antes de la intervención. Este tatuaje se reabsorbe solo al cabo de unos días y sirve para tomar la decisión sobre la forma definitiva.
> Tatuaje permanente. Es un paso aconsejable en el caso de que haya que cubrir una zona amplia de las cejas, aunque no resulta imprescindible cuando se trata de repoblar zonas muy pequeñas. La presencia del tatuaje ayuda a la hora de realizar la intervención y durante el periodo que tarda el pelo en crecer; además, proporciona una base de color que refuerza la apariencia estética una vez que las cejas se han injertado y crecen con normalidad.
> Operación. Es una intervención segura y que ofrece unos resultados excelentes. El microinjerto es una autodonación de cabello del propio paciente: se extrae pelo de las áreas que genéticamente están a salvo de pérdida (generalmente la parte occipital) para rellenar aquellas en donde falta el cabello. Cada caso debe estudiarse de forma cuidadosa y en función de la situación del paciente, el resultado que busca, el tipo y la salud de su cabello y el problema que necesite solucionar.
Existen dos técnicas para realizar un microinjerto pero, en el caso de las cejas, se utiliza la llamada FUS. Conocida también como tira o strip, esta técnica consiste en la extracción de una banda de cuero cabelludo; en el caso de las cejas, utilizamos la zona retroauricular donde el cabello tiene una calidad, grosor y rizo muy semejante al de las cejas. También podemos recurrir a la zona del pecho en los hombres o las piernas en mujeres, donde encontramos un patrón de crecimiento que casa muy bien con la ceja. El microinjerto de cejas necesita, generalmente, una pequeña cantidad de folículos, con lo cual es más sencillo elegir una zona donante y evitar en ella efectos antiestéticos, aunque sean pasajeros. Gracias al cierre con sutura tricofítica se consigue una cicatriz prácticamente invisible.
Una vez realizada la extracción, se seleccionan las unidades foliculares bajo microscopio. De esta forma, se garantiza una gran precisión, se aprovecha al máximo la zona donante y se consigue una gran naturalidad en la zona receptora. Este proceso se debe realizar de forma meticulosa por un equipo adiestrado que va clasificando las unidades foliculares según el número de folículos que contienen (de uno a cuatro). Los folículos extraídos se seleccionan y clasifican uno a uno en función del número de cabellos que contengan y luego se implantan en la zona que se quiere repoblar a través de la técnica más adecuada según el paciente. En esta fase de implantación es muy importante injertar el pelo respetando el mismo ángulo o dirección del original, para conseguir un aspecto natural y estéticamente perfecto.
En el caso de las cejas esta tarea es especialmente delicada ya que un cabello mal colocado crece en una dirección que desfigura la ceja y hace que pierda la naturalidad y la estética. Gran parte del éxito del microinjerto reside en la pericia del especialista a la hora de seleccionar y colocar los folículos. Este microinjerto se realiza con pelo de un largo de dos a tres centímetros, largo que luego se recorta, lo cual permite ver mejor la dirección del rizo para asegurarnos de que crezca pegado a la piel.
Cuidados de posoperatorio. El posoperatorio de un microinjerto de cejas es muy liviano y apenas requiere unos cuidados básicos, ya que las zonas intervenidas, la donante y la trasplantada, son pequeñas y se trata de una cirugía poco invasiva. El mayor enemigo en las primeras horas es el propio paciente, que puede golpearse o tocar la zona operada. Basta con que mantenga una postura adecuada durante unos días para evitar un edema (no dormir boca abajo, ni inclinarse hacia delante o usar ordenador), tenga unas precauciones higiénicas básicas y lleve una vida tranquila con una alimentación sana durante los días siguientes a la operación. Es muy raro que aparezcan complicaciones como el sangrado y las molestias son muy llevaderas.
Como he dicho antes, todos los pacientes son distintos y eso implica que también lo son todas las intervenciones. El cabello trasplantado se comporta y cuida igual que el normal, aunque en el caso de las cejas el paciente deberá después recortar los pelos cuando crezcan, ya que su patrón de crecimiento no es el mismo que el del cabello propio de las cejas, sino del cuero cabelludo.
El resultado es espectacular y absolutamente natural: con métodos muy cómodos, poco invasivos y sin dolor. En mi opinión, gran parte del éxito de esta cirugía debe medirse por la naturalidad que se consigue en la imagen del paciente. Por eso estoy convencido de que es indispensable hacer un estudio individual de cada caso para poder ofrecer a cada persona garantías de que los resultados van a cubrir sus expectativas y de que va a conseguir la imagen que desea y de la forma en que espera.
Dr. Víctor Salagaray
> Doctorado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid,
ha desarrollado una importante labor docente como profesor de Tricología en el Máster Avanzado de Medicina Estética del Departamento de Fisiología de la Complutense
y profesor del Máster en Tricología
de la Universidad de Alcalá de Henares.
> Dirige su propia Clínica, Clínica Salagaray
> Cuenta con más de 10 años de experiencia en el tratamiento y la cirugía de enfermedades y problemas capilares, a lo largo de los cuales ha realizado más de 4.000 intervenciones exitosas.
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